A SEDAL Y BASTA
(Publicado por la revista Heraldo Deportivo, California, Estados Unidos de América; Año IX, No. 96, junio de 2003, páginas 27 y 28)

Buena pregunta. Si antes fue el anzuelo o lo primero fue la línea. Han estado tan inevitablemente atados uno a otro, desde la antiguedad prehistórica, que así de pronto es difícil concebir por separado cada uno de estos dos elementos básicos de los aparejos de pesca. La respuesta, en cambio, no es tan difícil si se conoce que los indios que habitaban algunas islas del Caribe solían valerse de un pez llamado rémora, o más comunmente pez-pega, para capturar otros de mayor talla y mejor valor alimenticio, a los que se adhería aquel con sus ventosas.
La rémora podía ser convencida de que retornara a la orilla y entregara su trofeo sólo debido a que en el pedúnculo de su cola llevaba atada una larga cuerda… cuyo extremo opuesto se hallaba siempre en manos de un pescador, si bien de más escaso atuendo, con no menos paciencia y habilidad para su negocio que cualquiera de nosotros.
Que aquella línea podía ser empleada asimismo para pescar con anzuelos, lo demuestra el hecho de que en los residuarios arqueológicos de la región antillana se han hallado algunos modelos de tales artefactos.
Los materiales que constituían los hilos usados para pescar en pasadas épocas son en ocasiones objeto de suposiciones, pues las fibras naturales que presuntamente servirían para tal fin difícilmente podrían perdurar más allá de lo que permitían los efectos ambientales, que las descomponen con relativa rapidez, por lo cual no queda en general otra constancia de su existencia y características que las descripciones de los contemporáneos.
Antes de que los líderes de Nylon hicieran su aparición en el mercado en 1947, los aficionados a la pesca recreativa tuvieron que ingeniárselas para atar sus anzuelos con lo mejor que hallaran a mano. En los tiempos de la abadesa Juliana Bernes, que en 1486 publicó en Inglaterra el primer libro de pesca, lo usual era anudar crines de caballo trenzadas a las cañas de pescar.
Solo a mediados del siglo XIX las líneas de fibra comenzaron a sustituir al pelo equino. El uso de la seda, específicamente como líder, es mencionado el 1724 por James Saunders, en su libro "Compleat Fisherman". La palabra sedal, que en ocasiones usamos con libertad para designar a la línea de pesca, se deriva justamente del empleo de los hilos fabricados por el gusano de la morera.
Los cordeles de procedencia vegetal se mantuvieron en uso hasta bien avanzado el siglo XX. Así, todavía en 1949 Ernest Hemingway cuenta a los lectores de su crónica "The Great Blue River" que usa líneas de lino de 15 y 18 hebras para capturar agujas blancas a la altura de la costa norte cubana durante la primavera, y distingue "las buenas líneas de lino Ashaway de 36 o 39 hilos", cuando meses más tarde se dedicaba a perseguir los grandes casteros en las mismas aguas.
El Nylon, de antigua marca, devino designación genérica entre aficionados y público en general para todas las líneas de materiales sintéticos, especialmente cuando estas se presentan en forma de monofilamento. Por su composición química, estas son sin embargo diferentes: cloruro de vinilo, poliamidas, poliésteres y diversos copolímeros son algunos de los compuestos involucrados en esta función.
Aunque el deporte de la pesca ha sido identificado principalmente por el uso de la caña o vara, todavía en algunos sitios el empleo de la linea manipulada directamente es parte de la tradición de los aficionados. El uso de líneas de monofilamento de diversos calibres y resistencia posibilita la práctica de varios tipos de pesca en el mar, sea a la espera, al tacto o con carnada viva; para ello se usan ciertos carretes que en ocasiones aparecen en el mercado identificados como "Cuban yoyo". Cuando un pez toma la carnada y hace su corrida, el diseño de este avío permite mantener una salida contínua de sedal, que el pescador controla mediante una ligera presión con su mano libre. Detenido el pez, se cobra la línea a brazadas o enrollándola en el carrete, hasta traer la pieza a la orilla o junto a la banda de la embarcación para cobrarla. Sólo a sedal.

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