PESCANDO A SPINNING EN EL MÍTICO SUR

El décimo frente frío de la temporada 2001/2002 avanzaba sobre el Golfo de México durante los mismos días de febrero en que llegaban a la Isla de la Juventud los invitados al Torneo Nacional de Spinning Marítimo. Antes de girar el cuadrante opuesto y batir la costa norte cubana, los vientos de ese evento meteorológico levantaron el oleaje y pusieron en difícil compromiso a los competidores de la cita sureña.


La Isla de la Juventud tiene en su litoral sur uno de los enclaves más apreciados del archipiélago para la práctica de esta deportivísima especialidad de pesca. “El Sur es una comarca con individualidad propia”, escribió hace más de medio siglo el geógrafo Antonio Núñez Jiménez. De aquellas fechas a la actualidad, la región meridional de la segunda mayor isla cubana no ha perdido su misterioso prestigio, surgido de leyendas de piratas, tesoros ocultos, feroces puercos jíbaros y cuevas ilustradas con sugerentes pictografías indias.


Para la pesca de orilla, El Sur es uno de los lugares más prometedores, con kilómetros y kilómetros de costa arrecifal desde Rincón de Guanal hasta más al oeste de Caleta Grande. Sitio agreste, aislado, distante; caminar sobre su agresiva superficie cársica es ya una aventura.

La Competencia

Nueve equipos se presentaron en Nueva Gerona, la capital de la Isla, para lidiar por los premios; ocho más eran esperados, pero no aprovecharon la oportunidad. En el transcurso de 50 años la modalidad de spinning ha ido conquistando el interés de los aficionados cubanos hasta convertirse en la técnica más apreciada y de mayor desarrollo en el país. A pesar de carencias materiales y del supuesto de que los principales mercados de este tipo de equipos son ajenos a la mayoría de los pescadores deportivos cubanos, uno puede apreciar un significativo dominio acerca de las características técnicas de las principales marcas mundiales de varas, carretes y señuelos. También hay grandes avances en cuanto a la manufactura casera de cañas y cebos artificiales y a la reparación de carretes de todos los modelos y procedencias.


Es normal que el pescador deportivo después de haber transitado por una modalidad más simple, como el sedal a mano o la vara criolla –sin carrete, con un tramo de sedal atado en punta- y de haber aprendido a usar la carnada, sienta un día la curiosidad por probar el método dinámico de la carnada artificial. Una vez que se ha cobrado un pez con spinning, el aficionado es capturado asimismo, y pocos son los que no acaban sumados a un grupo de “espinistas” o “espineros” como a veces se llaman, a falta de un vocablo castellano para el practicante de esta técnica.


A pesar de la popularidad de esta modalidad de lanzado, los torneos de la misma han sido escasos en el país y totalmente irregulares. Isla de la Juventud ha dado algunos, aprovechando los excelentes enclaves costeros de su mítica región meridional. Aparte las dilatadas playas arenosas de algunos tramos, sus costas de esa parte son arrecifales de baja o regular altura, nunca en forma de farallones, con caletas y playazos bajos y zonas profundísimas, de aguas abiertas al azul oscuro e inquieto Caribe. Para el venidero septiembre se anuncia otra competencia similar en playa La Mula, Camagüey. En otros tiempos los efectuaron Santiago de Cuba y Pinar del Río, y hay buenas costas para “espinear” en muchos cayos grandes de los cuatro subarchipiélagos cubanos.


El congresillo técnico del certamen lo efectuaron en el Camping de Arenas Negras, a ocho kilómetros de la ciudad, donde se alojaron las delegaciones. Los organizadores hicieron notar la ausencia de algunas provincias, si bien es cierto que los que enviaron representaciones son justamente los más avanzados en las actividades piscatorias: Ciudad de La Habana, que además contó con un equipo de la municipalidad de Guanabacoa; también la occidental Pinar del Río; las tres centrales: Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus, y Granma como única proveniente del oriente de la Isla. Los locales asistieron con dos equipos el, ”A” y el “B” o Toronjeros.


Los aspectos más característicos del reglamento fueron: la obligatoriedad de emplear señuelo artificial, la calificación de las capturas a partir de un punto por libra –como en el resto de las competencias cubanas salvo las de tag and release- y la exclusión explicita de un grupo de animalitos como potenciales capturas: quelonios, cangrejos, pulpos, morenas, peces erizos, rayas y mantas. No se aceptarían piezas mutiladas y se descontaría un punto por minuto de tardanza en la llegada al lugar de concentración de los competidores. Fueron acordadas siete horas de competencias por jornada, a partir de la llegada al Sur. Cada equipo lo integraron tres pescadores, uno de ellos con funciones de delegado.


La primera prueba de pesca tuvo lugar el viernes 22 de febrero. Salimos de Nueva Gerona a mitad de la madrugada para un viaje de casi 90 kilómetros. Hizo frío y una espesa neblina (que presagiaba calor diurno) durante el traslado. Delante iba el ómnibus con la mayoría de los participantes y, detrás, la camioneta en la cual escogieron viajar los periodistas.
En el punto de frontera de Cayo Piedra todo el personal desciende de los vehículos, para la identificación y el cacheo de sus equipos, y abordar nuevamente del otro lado de la barrera. No es fácil obtener una autorización de acceso al sur, nos había advertido en La Habana el corresponsal pinero de una agencia de prensa nacional. El gentilicio recuerda al antiguo nombre de ese territorio: Isla de Pinos.


Llegamos a la zona de Jorobado, primer punto de competencia, con las primeras luces del día. Sin perdida de tiempo, los jueces dan la salida y los competidores se dispersan. Hay una zona de 10 kilómetros para pescar cada día, pero las condiciones no se muestran propicias para una caminata de tanto despliegue. Bate el sudeste, haciendo peligrosa la estancia en el borde del arrecife. En las anécdotas del día habrá caídas por el golpe de la ola y los inevitables baños. Se pesca con una sensación de peligro, vigilando la trayectoria del señuelo con un ojo y con el otro el ciclo del oleaje. Si se levanta un bulto de agua mayor que las otras habrá que mirar también el terreno, para un desplazamiento de emergencia. Y si en ese preciso momento pica un pez, habrá que ser un artista para no perderlo.


Algunos están un tanto desalentados, pero los más saben que la pesca brinda estos retos y que los días de condiciones ideales suelen ser muy buenos para hacer turismo, pero que no abundan y, una vez en la costa, hay que pescar como sea o marcharse. Y nadie se marcha de una competencia.


Había que escoger con mucho cuidado el sitio donde uno iba a poner los pies para hacer los lanzamientos. Fue día de andar empapado y saltando sobre afiladas rocas toda la jornada, así que cada pez era una pequeña victoria que esperanzadamente se colocaba en la bolsa para contribuir al triunfo colectivo.


Al concluir la sesión, seis equipos habían logrado captura. Ciudad de La Habana, con 27 piezas, lidereaba la apertura.


El conteo de piezas dio por resultado que la rabirrubia es la especie más abundante, con el 50 por ciento de la captura, aunque los ejemplares mayores fueron seis barracudas que por tratarse de una competencia se aceptaron al pesaje, pues la especie está excluida por decreto de las autorizadas a los pescadores deportivos, a causa de su tendencia a la siguatera. Otras especies presentes fueron cibí, guativere, jocú (una pieza de 12.0 libras), cají, pargo criollo, cochino y un sorprendente carajuelo.


De los tres equipos que no tuvieron captura el primer día, uno optó por no pescar el sábado, aunque se presentó disciplinadamente en el área de competencia. Poco después de la media noche había llovido copiosamente sobre Nueva Gerona y el viento sopló ahora del sur franco: el frente frío no desbordaría el norteño muro del Malecón de La Habana hasta 24 horas más tarde.
Donde las olas se levantaban ahora como pesados bloques azules, coronados de blanca y traicionera espuma, era en la costa exterior de Carapachibey. La mayoría de los competidores se refugió en el interior de la caleta junto a la cual se levanta el faro del mismo nombre, el más elevado de Cuba. Otros, incluidos los locales del “A” se escaparon por un sendero hacia la caleta de Agustín Jol, distante unos tres kilómetros al este. Nada se podía hacer en la costa exterior, batida de frente por el oleaje.


Era un momento para pescar con convicción, sacando los señuelos mágicos del fondo de la cartuchera y arriesgándolos incluso sobre el cabezo a flor de agua y entre la muy quebrada rompiente de la orilla. Todo por la satisfacción de una pieza en condiciones en las cuales normalmente no habríamos salido de casa. Pero habíamos cruzado el golfo de Batabanó y toda una isla de 2200 Km2 sólo para lanzar el sedal sobre aquellas aguas.


Explorando la orilla, nos hallamos en un corto playazo de Carapachibey con uno de los muchachos de Guanabacoa. El día anterior habían sido los de más baja puntuación, pero no se retiraban. Me dijeron de buscar otro punto, pero la hora no lo hacia aconsejable, pues en el traslado se perdería un tiempo precioso. Alguien vio el contenido de su bolsa y aconsejó: “Donde mismo cogieron esos, sigan buscando”. No sé si por seguir el consejo, pro con una loable persistencia acumularon piezas hasta ascender al tercer lugar.


El puesto cimero lo disfrutó Ciudad Habana, con 69 puntos y medio. La experiencia del día a día sobre el Malecón de José Alba, Luis Leyva y Carlos López pudo más que el conocimiento del terreno que tenían los locales, que se acomodaron al segundo puesto. Entre estos Martín Paez accedió al premio a la pieza mayor con una barracuda de 16 libras, contribución que pesó bastante en los 26 puntos a los cuales ayudaron también Roberto Pantoja y Adalberto Rodríguez. Tras los campeones capitalinos, sólo Miguel López, José Enrique Nuñez y Jorge J. López fueron los únicos que en la segunda jornada mejoraron su actuación inicial. Pescar con convicción, decíamos.


De los restantes equipos, Pinar del Río se esforzó para un cuarto puesto; Villa Clara e Isla de la Juventud “B” (Toronjeros) se quedaron con la puntuación del primer día, mientras Cienfuegos, Sancti Spiritus y la combativa Granma llegaron al momento de guardar las varas con pareja de ceros y unas cuantas anécdotas. El balance final fue de 131 piezas y 153 libras.

Lanzado de precisión

La apertura del torneo la celebramos en la céntrica avenida Martí ó 39, un bulevar lleno de tiendas, cafeterías y restaurantes y mucho público desde media mañana hasta comienzo de la noche. Fue un acto breve y bien organizado, una bienvenida de las autoridades deportivas de los competidores, formados caña en ristre, frente al Museo del Deporte que durante años ha ido creando allí el experimentado divulgador Leonel Labrada. La gente se fue juntando y se quedaron a presenciar el tope de tiro de precisión efectuado en el mismo tramo de calle.
Este tipo de competencia debería ser tomado más en cuenta por los deportistas de vara y carrete. Cualquiera sabe cuánto depende el éxito de la pesca de la capacidad de colocar el señuelo en un sitio preciso.


Por lo general uno considera que la práctica sobre el agua es suficiente, pero la competencia que presenciamos demostró que no siempre se tiene en el lanzado el dominio que se cree – se necesita- tener.


Los preparativos fueron muy fáciles. Con medio saco de arena que alguien acarreó en la parrilla de su bicicleta, se preparó una superficie mullida para la diana. De este modo el peso lanzado queda retenido o deja su marca si golpea en zona válida. Dicha zona se delimitó con dos aros de plástico: uno de 25cm de diámetro, al centro, daba valores de 10 puntos para el deportista que impactara en su interior. Un segundo aro, de un metro de diámetro, colocado en torno, crea una zona válida en cinco puntos.


Los deportistas se colocan a 30 metros de distancia. Un juez, situado cerca de la diana, ordena realizar los lances: dos de práctica y tres competitivos. También anuncia los puntos de cada lance.


El peso es el mismo para todos (una oliva de madera pesada, pintada en blanco y rojo), pero a cada cual se le permitió usar su propia caña. En contraste con esta libertad los competidores tuvieron de frente una brisa ligera muy oportuna para hacerles trabajar con detalle.


Cuando comienzan los tiros, un observador atento puede aprender mucho acerca de estilos y habilidades en el uso de la caña de spinning lo primero en lo que usted se fija es en lo distintos que son los tramos de impulso –longitud de línea entre el peso y el puntero de la vara- de uno y otro competidor. Algunos usan un metro o unos centímetros más, otros se conforman con medio metro o aún con menos. En esto probablemente, va mucho el calibre y memoria del nailon y la longitud y flexibilidad de la vara, sin duda el brazo del lanzador “mide” todas esas variables para que el cerebro decida el tramo que conviene. Al darle salida a la línea, unos tiran bajo, buscando el golpe directo a la diana, pero la mayoría opta por la parábola alta para detener en seco en el aro el peso y hacerlo caer a plomo sobre el plato. Es una forma que se emplea mucho en la costa para controlar la trayectoria del señuelo.


Dejo aparte, en cuanto a estilos, el del competidor que se decidió a lanzar en cuclillas: esa posición es muy poco práctica en los lances desde el arrecife y, además, tampoco logró puntos con ella. Hay materia para un artículo en cuanto a la forma de pararse y para otro en el que se examine el trabajo del brazo de lanzar (la mayoría son derechos) y la inclinación que dan a las cañas en el movimiento de impulso.


Los pescadores son gentes divertidas, aunque en materia de competencia no hay deportista de cualquier disciplina a quien más difícil le resulte acostumbrarse a perder. Durante el tiro de precisión en Nueva Gerona, uno muy precavido preguntó antes de tomar su turno cuánto valdrían las vidrieras de ambos lados de la calle. Otro fue llamado “El Electricista” por el resto de la semana, pues uno de sus lances fue a dar a los cables de la red pública de energía.
Cuando comienzan los lanzamientos oficiales, Silvio Rivera logró el único impacto de 10 puntos en la competencia. Eso le dio el triunfo a Pinar del Río, que sumó otros 5 gracias a Jesús Noel.


Los locales Martín Pérez y Adalberto Rodríguez marcaron en dos tiros de 5 puntos para la Isla de la Juventud, mientras que Agustín Rablejo hizo lo mismo para el equipo de Toronjeros. Rolando Rodríguez, de Granma, obtuvo un tiro del mismo valor, de esta misma provincia, Enrique Domínguez dio una buena demostración en los lances de prueba, pero no alcanzó el plato de arena en los oficiales. Los tiros de Sancti Spiritus, Cienfuegos, Ciudad de La Habana, Guanabacoa saltaban alegremente alrededor del aro grande.


Había 27 competidores, de nueve equipos, en la prueba. Sólo seis lograron algún impacto de manera que no es perder el tiempo si de cuando en cuando preparamos una diana en algún terreno sin trafico y realizamos unas cuantas docenas de lanzamientos “en seco”. Los muchachos del barrio van a venir a curiosear, así que usted tendrá la oportunidad de convertirse en instructor de spinning de toda una generación. No lo desestime es mejor que aprendan a pescar.

Gente de buen hacer

En la Isla de la Juventud hablamos que la institución deportiva estatal y la organización de los pescadores aficionados trabajan juntos y en armonía. No vimos a Emilio Cruz Barrido con una caña de pescar en la mano, pero durante el torneo estuvo en todas partes, atento a cada solicitud, y vigilante de detalles y receptivo a propuestas. Como funcionario de la dirección de Deportes en ese Municipio especial, Cruz deja la impresión de estar creando una obra, no cumpliendo una tarea impuesta. Justo es decir que ese estilo ha estado presente en el deporte isleño de varias épocas y que su influencia ha hecho que la pesca deportiva local haya obtenido triunfos en los principales certámenes nacionales.


En relación a la Copa “Aniversario del INDER”, señala que la idea de rescatar el certamen surgió de un encuentro con el deportista capitalino Elio Ravelo, en la actualidad integrante del ejecutivo nacional de la Federación Cubana de Pesca Deportiva.


El spinning es la verdadera gran modalidad de la pesca deportiva cubana –argumenta- y en el sur de nuestra Isla de la Juventud tenemos excelentes condiciones para competir. Es una competencia dura; dura y bonita. El jefe del departamento de Recreación de la Identidad de Deportes en ese territorio insular destaca el apoyo que brindaron el gobierno del municipio, la empresa pesquera, tropas guardafronteras y otras instituciones pues el pescador tiene que esforzarse frente al oleaje y caminando kilometremos por un terreno difícil y luego trabajar 20 ó 30 minutos para dominar una pieza con hilo fino. Realmente es la pesca más deportiva y exige un alto nivel de especialización.


-Hubo solidaridad con nuestro certamen y eso nos da seguridad para continuarlo- plantea Emilio Cruz-. Teníamos condiciones para recibir a todas las provincias, aparte de que no es un torneo costoso, pero esta vez sólo hemos tenido nueve equipos. Tenemos buenas relaciones con la Federación de Pesca aquí y nuestro organismo está interesado en asumir esta Copa de spinning como un evento de su propio calendario.


La otra mitad del liderazgo en la organización de esta competencia estuvo a cargo de la filial local de la Federación Cubana de Pesca Deportiva. El equipo de dirección lo encabeza un trabajador poligráfico, Faustino Columbié, quien afirma ser “uno de los fundadores de la pesca deportiva en la Isla de la Juventud”.


Una de sus satisfacciones parece ser la amplia plantilla de asociados que ha llegado a 110 en sus dos años de mandato, lo cual representa una muestra de aceptación del deportista local de sedal y anzuelo. Sacar adelante la base de pesca e incrementar la flota de embarcaciones deportivas parece ser algunos de sus objetivos y puede que tenga por ello más de un dolor de cabeza, pero Columbié da la impresión de asumir su cargo como si fuera su principal ocupación, cuando en realidad tiene que emplear en ello la mayor parte del tiempo libre, que le deja su responsable empleo en una importante unidad poligráfica local.


-Por supuesto que estamos en condiciones de asumir el torneo de spinning y como un evento del calendario deportivo oficial- dice, en respaldo a la posición de Cruz-. En todo caso, debemos buscar una mayor comunicación con las restantes filiales territoriales para lograr esa participación de todas las provincias y reciban más apoyo del ejecutivo nacional de la Federación.


En cuanto al papel desempeñado por los equipos locales en la competencia, Columbié opina:


-Por supuesto que nuestra esperanza era quedarnos con el primer lugar, pero alcanzamos el segundo y conseguimos la pieza mayor. A pesar de las dificultades que nunca faltan, logramos dar el torneo en buenas condiciones y espero que el año próximo sea mejor.

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