ELLAS SALIERON AL MAR

Mar y Pesca. No 333, Mayo 2002, p. 32

Otra vez en Villa Clara para presenciar la Copa 8 de Marzo, la competencia femenina de pesca que continúa ganando participantes.
Las locales logran imponerse, a pesar de que confiesan ser pescadoras fluviales, ganándole a 61 oponentes.

De modo que aquí estamos nuevamente en Villa Clara, para reportar la Copa 8 de Marzo. Es, recordarán los lectores, la única competencia femenina de pesca deportiva en Cuba. La novedad de esta convocatoria, la cuarta, es que por primera vez las competidoras se medirán en el mar.
¿Podrán con los peces? ¿Se marearán? ¿El sedal les cortará la piel de los dedos? Nada más que preguntas vanas que tal vez pasaron por los compartimentos machistas de nuestras mentes. Y nada que temer: la zona de pesca fue un mar interior, calmado, a unas tres o cuatro millas de la costa, pero limitado por un vial - llamado pedraplen - que va hasta Cayo Santa María. Aguas en calma y picada de roncos por cientos y de chopas por docenas. Aparecieron, más bien salteadas, otras especies que dan una idea de la ictiofauna local: biajaibas, pintadas, cojinuas, pargos, agujones, rabirrubias, cuberas y una chivirica de piedra.


Según el reglamento, el patrón de cada barco es a la vez guía de pesca y juez a bordo. Advierten que habrá descalificación si alguno de ellos pesca. Pueden encarnar el anzuelo o ayudar a subir la pieza cuando ésta ha sido llevada hasta la borda del bote por la competidora. Los avíos van a elección; la mayoría usa línea a mano, salvo dos – una capitalina y una experta camagüeyana - que llevan vara y carrete de spinning.


Dos días se usaron para el recibimiento, los actos de apertura, la discusión de las reglas y para compartir, conocerse y saludarse, que lo principal de estos encuentros es la amistad y el intercambio de experiencias. Asisten 12 equipos, uno más que el año pasado: Isla de la Juventud, La Habana, tres de la capital, dos de Cienfuegos, el de Camagüey, el de Guantánamo y los locales. Villa Clara, Campeón 2001 y el que representa a la Federación de Mujeres Cubanas en Caibarién, la ciudad sede.


Caibarién es una villa de edificios de rara alcurnia; limpia, luminosa, de calles anchas, un parque con su glorieta y viejos y amables árboles. Se halla frente al mar y en la costa está la Base de Pesca Marcelo Salado, un logro de los pescadores aficionados.

Primera Salida

A las siete de la mañana ya navegamos por aguas bajas, de un verde opaco. Vamos primero por una especie de bahía que se forma entre la costa y cayo Conuco. Del islote, la punta Blanca, y la punta Brava del lado de tierra., marcan la salida a aguas “abiertas”. En realidad seguimos el mismo mar interior, aunque ahora la vista se extiende hasta el vial sobre el agua que lleva a la cayería norte. Pasamos Cayo Ratón, de cruda piedra en un entorno de mangle y sedimento, antes de recalar al cuarto puente y detenernos allí, con varios botes en competencia, para pescar.
Los periodistas y los médicos viajamos en La Felicita (de madera, 24 y medio pies de eslora), con el patrón Juan M. Cabello y su sobrino Reinerio Rodríguez, el marinero. El spinning con señuelo artificial no rinde nada, de modo que es preciso aliarse a la carnada todo el tiempo: roncos, chapas, etc. Un puñado de agujones son tentados, pero solo uno cae ... y se va. Ellas, entre tanto, sacan y sacan.


Pasada la una de la tarde, de vuelta a puerto y al pesaje. El horario del retorno es estricto y hay descuento de puntuación para dos equipos. Las capturas del día van desde un solitario pez hasta más de 200, por lo cual los aros de pesaje no son prácticos y bastantes equipos vienen con la captura en sacos. Villa Clara y Guantánamo afincadas hacia la punta; Cienfuegos “A”, La Habana del Este y Campeón 2001 con posibilidades. Veremos mañana.

Tenso Final

A bordo del Felicita comenzó muy divertida la segunda jornada. Como el fotógrafo y el camarógrafo querían tomar un nuevo enfoque de la arrancada, nuestro barco fue el primero en abandonar el cercado del puerto para colocarse frente a la línea de salida. Después de las imágenes, el patrón alineó la proa hacia punta Brava con destino al mismo pesquero del día anterior. Entonces soltamos un currican con una cuchara de 7 centímetros y antes de pasar cayo Ratones teníamos una pintada.


Peleó poco el bonito pez, pues la línea y la velocidad del barco no le dejaron posibilidad de defensa; hubiera sido muy interesante a spinning. Entre brindis y fotos llegamos al puente número cuatro, apotalamos y a pescar. Teníamos a babor a Lucia Mesa y Santa Catalina Aguila, en el Bulgao, y a estribor, apotaladas casi bajo el puente, a Esther Terrero y Yoankís Alfonso, a bordo del Guairo. Las representaciones de Villa Clara y Guantánamo, respectivamente, tenían que sostener un duelo por el primer lugar.


Durante toda la mañana estuvimos con los ojos en esos dos botes. A veces parecía que en el Bulgao sacaban más, pero mirabas al Guairo y tampoco dejaban de subir peces. Otros barcos estaban en torno: los de los equipos de La Lisa, Cienfuegos, Isla de la Juventud, el del Jurado. Otros se veían algo más distantes, en el quinto puente, pero en definitiva sabíamos que el torneo se estaba decidiendo allí, entre esas cuatro mujeres que no cesaban de mover las manos sobre las líneas de monofilamento.


Según se acercaba el mediodía, eran más fuertes las corrientes que salían forzadas entre las columnas del puente, y mayor la picada. Para no aburrirnos, en la Felicita sacamos también roncos y descubrimos mayor picada mientras menos plomada colocamos. El ronco es pequeño, casi nunca alcanza una libra de peso, pero es abundante, divertido y con él se fríen buenas minutas en Caibarién. Nos entreteníamos.


Hoy no aparecieron por este lado los agujones ni se vieron barracudas. Tampoco picó ningún pez cuando curricaneamos de retorno a puerto para el último pesaje. Cuando tocó a la pareja de Guantánamo presentar su captura, parecía que ahora se habían llevado definitivamente el primer premio, pues Esther y Yoankís concluyeron con 104,5 libras de captura. Esa puntuación dejaba a las locales Lucia y Santa Catalina una diferencia de 35 libras y una onza que debían superar para ganar la cima; las guantanameras habían cobrado más de 60 libras en la jornada, así que, ¿por qué no?


Bueno, pues el equipo de Villa Clara hizo exactamente 61 libras en la prueba final, solo ocho onzas más que sus rivales, pero respaldadas por el pesaje del primer día subieron a ¡150 libras y 7 onzas! Mucho, mucho pescado para trasegar uno a uno en la punta del anzuelo: 447 peces en 12 horas de pesca, lo que representa una captura cada tres minutos y 12 segundos como promedio por competidora.


El tercer puesto lo mantuvo Cienfuegos “A”, con 56, 10 puntos de pesaje final, con el desempeño de Niurka Aguila y María Lozano a borde del Ricardo. Hay que decir que en busca de este puesto también pescaron con mucho tino las muchachas de Guanabacoa y las Campeonas 2001. De estas últimas, Cindy Parrado, máxima acumuladora individual de la cita pasada en el embalse Minerva, logró esta vez la pieza mayor, con una cubera de una libra y 15 onzas.


Se aceptaron como válidas 2 117 piezas –los jueces trabajaron intensamente con la regla para verificar la medida legal de 16 centímetros-, lo cual hace un promedio general de una captura cada 7 minutos y 40 segundos. Debe advertirse que la cifra real resulta menor, pues no entra en la contabilidad una buena cantidad de “minitallas”. Según el presidente del jurado, puede estimarse en 20 por ciento la captura rechazada por este motivo.

Con las campeonas

Santa Catalina Aguila Rodríguez y Lucia Mesa Mena le tuvieron que ganar a 61 contendientes desde las competencias municipales y provincial hasta que lograron conquistar la Copa 8 de Marzo 2002. Lo asombroso de esta victoria en el mar es que ambas contendientes, residentes en el interior municipio de Santo Domingo, pescan casi siempre en agua dulce, por lo general en el embalse Alacranes y en algunos ríos de su región.


Catalina es cortadora de caña en el complejo agroindustrial azucarero George Washington y Lucia es conductora de trenes y jefa de patio en esa misma industria. Ambas son compañeras de pesca siempre que pueden; la primera, cuando su brigada de macheteras toma un receso; la segunda, en los días francos. A veces se va de pesca después de cumplir un turno de 12 horas de labor. Los esposos de ambas no son opuestos a la afición de sus cónyuges, aunque el de Catalina pesca; pero el de Lucia no.


Lucia Mesa subió al estrado a recibir uno de los premios más codiciados en las competencias de pesca deportiva: máxima acumuladora individual de puntos. A ella le corresponde un aporte de 96 libras y medias en la labor del equipo. Sus 319 capturas nos dicen que la conductora de locomotoras de Santo Domingo levantó una pieza sobre la borda del Bulgao cada dos minutos y quince segundos. Es realmente algo para no aburrirse. Muy merecidos fueron los galardones a Onel Hernández, Joel Zampallo y Gustavo Rojas, los guías de los equipos punteros.


Si algo ha logrado la filial de la Federación Cubana de Pesca Deportiva en Villa Clara es una motivación para que las mujeres se acerquen más a una actividad que no las excluye. José Quintín Cardoso Gómez, el presidente de la filial; Alonso Gutiérrez Pérez, director de la Base de Pesca Marcelo Salado y el resto del equipo que trabajó en el certamen en Santa Clara y Caibarién, pueden estar satisfechos.


Incluso la ceremonia de premiación alcanzó un resplandor de buen gusto en el Cabaret Villa Blanca; fueron hermosos los trofeos, algunos aportados por la delegación de Cienfuegos, y todo concluyó con una nota de humorismo de calidad, gracias a la profesionalidad del trío artístico Los Fenotipos. El año próximo, quien lo duda, ellas vuelven a competir. ¿Fluvial o Marítimo? Da igual, ellas saben lo mismo.

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