Buscando el boquigrande
XIX TORNEO NACIONAL DE LA PESCA DE LA TRUCHA INCENDIO DE BAYAMO
BITACORA. No 5, invierno 2000, p. 22

Un tercio de los pescadores deportivos cubanos tiene un black bass entre sus récords personales o es la especie que prefieren pescar. Le llaman trucha.
Una pieza de 10 lb es la marca del certamen. Se acumula dinero para el que logre batirla.

Ellos van montando en cada estación donde para el tren que recorre la isla hacia el este. La gente acaba por darse cuenta de que algo especial sucede cuando se juntan en el mismo viaje tantos muchachos bulliciosos con cañas de pesca. Horas más tarde desembarcan en la añeja ciudad de Bayamo, a unos 750 kilómetros de la capital, y allí se les unen otros que vienen de toda la región oriental del país.

Algarabía, reverdecer de viejas anécdotas y bromas; los viejos amigos se encuentran para compartir tragos de rudo ron antillano y llamarse nuevamente con sus nombres de guerra. Un rato después alguien logra que se vuelvan formales y los acomoda por parejas a bordo de coches tirados por caballos. En cada coche va el equipo que representa a una provincia, cuya bandera portan y cuyo nombre anuncia un cartel que lleva una jovencita.

Con ese tradicional desfile comenzó en enero el XIX Torneo Nacional de la Pesca de la Trucha Incendio de Bayamo, una de las competencias más esperadas y disputadas por los aficionados cubanos al deporte de las varas y los carretes. Se trata del más importante certamen fluvial del país, para acceder al cual los competidores tienen generalmente que enfrentar a decenas de contendientes en certámenes previos, efectuados en municipios y provincias.

Se estima que más de la mitad de los pescadores deportivos del país pescan la lobina negra boquigrande -nombre oficial de la especie a la que invariablemente denominan trucha- . Una tercera parte de los aficionados, según encuestas, tiene este pez entre sus récords personales o es la especie que prefieren pescar de manera exclusiva.

Cita con historia

el nombre del torneo hace referencia a un hecho histórico ocurrido el 12 de enero de 1869, cuando los habitantes del Bayamo insurgente dieron fuego a sus casas para evitar que la rica villa cayera en poder del ejército colonial español. La efeméride fue recordada en una ceremonia efectuada en la plaza Carlos Manuel de Céspedes, después de la cual tuvo lugar el congresillo técnico del certamen con la participación de los 18 equipos, cada uno integrado por dos pescadores y un delegado.

Este torneo es convocado desde hace casi dos décadas por la filial de la federación cubana de pesca deportiva (FCPD) en la provincia de Granma y es financiado también en parte por las restantes provincias participantes. Hasta su inicio, en 1983, los certámenes de pesca de la lobina tenían lugar cada año en una sede diferente.

Son reglamentarios los avíos de spinning o baitcasting y, como señuelos, es mayoritario el uso de lombrices de plástico en una amplia gama de colores, aunque últimamente aumenta el interés por diversos modelos de pececillos artificiales -denominados rapalas por una marca que los fabrica- y por los spinnerbaits.

En el congresillo técnico se sortean las embarcaciones y se discute el reglamento de competencia. Es norma invariable que cada competidor presente sólo tres piezas al pesaje oficial en cada una de las dos jornadas de pesca; la calificación se realiza a base de un punto por libra de captura y la infracción de la hora de retorno a la orilla del embalse suele pagarse con puntos de descuento.

Hay premios para los tres equipos con más alta puntuación, para el pescador con mayor número de libras de captura y para el que cobre la trucha de más peso. Hace más de una década el competidor Alfredo Durán implantó la marca vigente con una pieza de 10 libras justas. Hace tres años se instituyó un premio en metálico para quien sobrepase ese récord al menos por una onza. Ese premio asciende ya a 1 500 pesos en moneda cubana y cada año se adicionan 500 pesos.

El mejor pesaje histórico fue realizado en 1987 por el equipo Granma-A, integrado por Enrique Domínguez y Asdrúbal Moreno, a quienes les fueron computadas 78 libras y 14 onzas en sus correspondientes 12 ejemplares. Moreno logró asimismo en esa ocasión su actual liderazgo individual del certamen, con 47 libras y 14 onzas.

Retos

"Jamás hemos dejado de celebrar este torneo, ni siquiera en épocas de mayores carencias, como fueron los primeros años de los ´90". Enrique Domínguez Martín, presidente de la FCPD en Granma y competidor del Incendio de Bayamo, se muestra enfático. En enero del 2001 las dificultades con el alojamiento y las embarcaciones agobiaron a los organizadores.

La situación con los botes fue particularmente delicada, pues ciertas autoridades denegaron el permiso para que fueran usadas en ese torneo nacional unas embarcaciones legalmente adquiridas por esa filial de la FCPD. Como resultado, los organizadores tuvieron que desistir de realizar la competencia en el embalse leonero, su sede tradicional, y se vieron obligados a acomodar 18 equipos en los 12 botes disponibles en el embalse de Cauto del Paso.

José Antonio Frías, metodólogo de la dirección provincial de deportes respalda lo expuesto por Domínguez y agrega que esta vez ha faltado apoyo al torneo. Otro problema es la carencia de una decisión institucional para que se proteja contra la sobrepesca y el furtivismo el embalse leonero, de 6600 hectáreas de espejo acuático y una de las mejores reservas de truchas en el país.

El presidente de la FCPD en Granma descartó que sea posible organizar torneos internacionales de pesca fluvial e introducirlos métodos de captura y suelta si no se resuelven las cuestiones de infraestructura y se aplica una voluntad conservacionista. En opinión de Domínguez, leonero debe ser abierta a la pesca deportiva sólo dos domingos al mes, bajo un estricto control de las licencias de pesca.

Mojando las líneas

Dispersos los equipos, aumentados de dos a tres los pescadores por embarcación y cambiado el acuatorio previsto, se hicieron trizas las estrategias de los competidores. Cauto del Paso, con un reciente incremento de nivel, no estaba en su mejor momento. Los pescadores añoraban Leonero, con sus laberintos de vegetación y sus truchas desafiantes. Con todo, fuimos testigos de que pusieron su mejor empeño y muy pocos no lograron captura en las dos pruebas de pesca.

El viernes 12 de enero se desarrolló la primera jornada oficial. Cauto del paso tiene más de 7000 hectáreas de extensión acuática, con un dique de 25 kilómetros de largo es considerablemente más despejada de vegetación que Leonero y sus poblaciones de truchas no son tan antiguas como en aquella. Por ello, una de las tácticas de los expertos fue buscar las lobinas en el cauce sumergido del río Cauto, que alimenta esa represa.

Tras ocho horas de remo y lanzamientos, 22 competidores retornaron con captura. Rolando Suárez, de Camagüey, gana la prueba inicial con pesaje de 12 libras y 3 onzas. Abel Almaguer, de Holguín (8,07) y el equipo isla de la Juventud, formado por Martín Páez (7,12) y Roberto Pantoja (6,13), integraron la cuarteta de premiados que ese día recibieron como agasajo una cena en el restaurante 1513.

Al siguiente día hubo 25 pescadores afortunados y entre ellos los agraciados con la mencionada invitación fueron Rafael Sedano, del Granma-B (12,05); Armando Castañeda, Camagüey (10,04); Samuel Yera, Ciudad de La Habana (10,00) y Antonio Pairol, Cienfuegos (8,09).

La pareja camagüeyana concluyó campeona con 27,10 puntos, con Suárez como líder en puntuación individual (17,06). Isla de la Juventud obtuvo segundo puesto en una labor de equipo muy pareja (20,09) y ciudad de la habana fue al tercero con el aporte de 5,01 libras que Elio Ravelo adicionó a las 13,07 que finalmente acumuló Yera, segundo en el escalafón individual. Rafael Sedano, en tanto, recibió el premio a la pieza mayor con una trucha de 8 libras y 13 onzas.

Este torneo es la prueba máxima de los pescadores deportivos de lobina boquigrande en el país. En ningún otro certamen el deportista depende en forma tan exclusiva de sus habilidades y conocimientos en la pesca. Esta especie es una de las más apreciadas por los aficionados del planeta y los cubanos ya han demostrado buen desempeño en topes internacionales de pesca de black bass. Entonces es probable que el venidero XX Torneo Nacional de Pesca de la Trucha Incendio de Bayamo tendrá el relieve que le corresponde.

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