EL ’96 SE ANIMARA DE AZUL
MAR CARIBE. Revista de la Mar. Cuba. No 9, 1996, p. 60

El año recién concluido fue pródigo en topes deportivos náuticos, sobresaliendo la Copa Montecristi de Motonáutica y los concursos de pesca de agujas, así como los récords impuestos por los inversionistas.

Las aguas que circundan a Cuba asumen cada vez más su natural destino como escenarios de eventos náuticos; 1995 fue pródigo y ya hay anuncios alentadores para este año. Pesca, buceo, regatas a velas o carreras de veloces lanchas… Todo un atractivo programa que los amantes de la aventura marítima, sin que falte lugar a las sorpresas guardadas en secreto justamente para que lo sean.

Lo más esperado en certámenes será sin dudas el Grand Prix Habana del Campeonato Mundial Clase Uno, de la Unión Internacional de Motonáutica. La cita, denominada Copa Montecristi, cuenta en Cuba con la organización de Puertosol y el copatrocinio de Habanos S.A. Aun es temprano para obtener la confirmación de una fecha –la anterior fue en abril-, pero la promesa del presidente del comité organizador, Mauro Rabean, permanece vigente en la isla.

El Club Náutico Internacional Hemingway -que por cierto, estrenó a finales de año su nueva sede-, promete grandes proyecciones y un “boom” de las velas para el año que recién comienza. Puede ser una proyectada carrera de yates motor, o la repetición de cierta regata de windsurf, o algo más sobresaliente aun en las velas mayores.

La pesca mantendrá todavía su preminencia en cuanto al número de eventos. Abrirá la temporada Marina Tarará, que repetirá en el temprano febrero su novedoso torneo Cuba-Canarias (al cual no dejarán de venir también competidores italianos, alemanes o de otras nacionalidades). En julio se efectuará el concurso El Viejo y El Mar, vinculado a la legendaria localidad pesquera de Cojimar, y cerrará en octubre su programa -¡aunque es muy probable cualquier nueva iniciativa!- En el III Torneo Internacional de Pesca la Hispanidad.

UNA PREGUNTA NECESARIA

¿Volverá a coincidir este último con el (ahora XV) Torneo Internacional del Castero? La vida demostró que alcanzaron los peces para ambos, pero tal vez sería mejor dar la oportunidad a los competidores y otros interesados que deseen estar en los dos citas. Por lo pronto, la Marina Hemingway no ha titubeado en fijar para la semana del 20 al 25 de mayo próximo su XLVI Torneo Internacional de Pesca de la Aguja Ernest Hemingway, el clásico de este deporte en Cuba.

Por cierto, Marlin Marinas, la compañía náutica del grupo Cubanacán, reveló que se prepara para febrero un tope extranjero en aguas cubanas. Se trata de una flota de 16 embarcaciones en representación de la firma japonesa Shimano, productora mundial de avíos de pesca, que probarán suerte en La Habana compitiendo entre sí.
Puertosol tiene otras dos citas. La primera en el balneario azul de Varadero, donde Marina Acua repetirá en junio su Torneo Internacional de Pesca “Gregorio Fuente Betancourt”, en homenaje al patrón del yate “Pilar”, quien asistió a la apertura de la cita en 1995. El otro certamen, quinto en su registro, lo organiza en Cayo Largo del Sur, en lo más azul del Mar Caribe.

Más puede brindar la pesca en materia de topes, sobre todo en lugares donde ocasionalmente lo han experimentado, como Santiago de Cuba, o en áreas nuevas –no me comprometo a mencionar nombres-, donde además puede explorarse la competitividad de otras especies, como el sábalo, el macabí, el peto o la barracuda, para darle auge asimismo a las modalidades de pesca con avíos ligeros y, ¿por qué no?, al tradicional “yoyo” cubano.

VELAS, REMOS, KAYAK-CANOA…

Nos quedamos, de momento, con este esbozo, a modo de recordatorio para el año que comienza; pero el calendario náutico-deportivo cubano para 1996 será aun más intenso y atractivo que el precedente, y estoy pensando en los programas oficiales de competencias nacionales e internacionales que nos pueden tener preparados las comisiones de Velas, Remos y Kayak-Canoa. Mucho hay para ver.

UN 1995 FRUCTIFERO

En “The Fishermen’s Enciclopedia”, un excelente tratado sobre pesca deportiva publicado hace casi medio siglo, aguarda al lector una reveladora sinonimia en la denominación de uno de los peces deportivos más fascinante del océano. Se trata del castero azul del Atlántico (Makaira nigricans), que el libro identifica –en inglés- como Blue Marlin y, a continuación, como Cuban Marlin.

Es decir: Aguja cubana o, mejor, Castero cubano. Esta designación de autores norteamericanos, valoriza la información del pescador y escritor de la misma nacionalidad Kip Farrington, quien en uno de sus libros plantea que el primer pez de esta especie cobrado con vara y carrete en el Atlántico fue embarcado frente a las costas de La Habana en 1924. No informa quien fue el afortunado deportista.

Desde las importantes investigaciones ictiólogas desarrolladas a mediados del siglo pasado por el sabio naturalista Don Felipe Poey, la experiencia corrobora años tras años que la más abundante corrida de casteros ocurre a la altura de las costas habaneras durante septiembre y octubre.

Es esta, precisamente, la época de más frecuentes huracanes en la región, aunque Ernest Hemingway dijo en su momento que la temporada ciclónica podía ofrecer los mejores días del año para la pesca.

La abundancia de peces en la Corriente del Golfo es siempre una tentación para los deportistas del sedal y los anzuelos. Desde 1978 esta atracción ganó auge competitivo con la instauración del Torneo Internacional de la Pesca del Castero, auspiciado cada año por la Marina Hemingway.

En la segunda edición de esta cita se lograron sobrepasar todas las expectativas de buena fortuna. Varias agujas de casta de gran talla fueron izadas a los barcos, la mayor de ellas, con un peso de 569 libras, dio un récord memorable al norteamericano Philip Caputo.

Hace poco la joven Marina Tarará incorporó una nueva cita competitiva a la temporada otoñal. En este enclave de la cadena náutica Puertosol se enorgullecen del pez de 550 libras que cobró en febrero pasado el alemán Meter Ostermann.

LOS RECIENTES CONCURSOS

No sabemos si por acuerdo, pero en 1995 coincidieron del 10 al 14 de octubre los torneos de pesca del castero celebrados por marina Hemingway, al Oeste de La Habana, y Marina Tarará, al este del centro urbano. Nueve barcos se alistaron para la lidia en la rada de Tarará, con una fuerte y entusiasta representación de Islas Canarias y varias más de Argentina, Italia, Venezuela y Cuba. Junto a los equipos locales, en los canales de Marina Hemingway, alinearon ocho yates para competir asimismo bajo los pabellones de Canadá, España y Estados Unidos.

La puja empezó fuerte en ambos puertos. En el II Torneo de la Hispanidad presentaron a los jueces nada menos que 9 agujas el primer día, mientras que en la cita del Blue Marlin de Marina Hemingway lograron seis. Además de casteros, en los dos lugares capturaron también agujas blancas y de abanico. Durante la segunda jornada hubo empate a tres peces de pico en ambas marinas.

Después de un día de receso, el XIV Torneo Internacional del Castero se animó con 10 agujas izadas en la horca. Fue algo relevante e inesperado, una especie de demostración de que la buena suerte, los buenos pescadores y los buenos peces, pueden estar en cualquier parte de esa costa.

Ese mismo día capturaron tres agujas en Marina Tarará y dos más al siguiente, mientras Marina Hemingway cerraba su última jornada con cuatro capturas. El balance respectivo fue de 20 y 23 peces de pico, algo en realidad excelente y que posibilitó que en casi todas las embarcaciones hubiera acción.

Algunos la tuvieron con abundancia, como la lancha “Omega”, de sólo 19 pies de eslora, a bordo de la cual dominaron cuatro agujas blancas, dos de abanico y un castero, labor que hizo merecer al equipo cubano el segundo lugar del XIV Torneo.

El trofeo principal de la cita en Marina Hemingway fue para los españoles José Luis González, Miguel Angel Fernández y Joaquín Valls, debutante representación cubana, cuyos cinco peces pesaron en conjunto 370,8 libras y superaron en poco más de 2 libras al colectivo del “Omega”.

El campeón de campeones del II Torneo La Hispanidad fue el canario Venancio Parra, que completó 311,1 libras con tres casteros. Su coterráneo Joaquín Quiles, un entusiasta promotor de estos certámenes, cobró la mayor aguja, de 180,8 libras.

Como si el paso del tiempo confirmara la sabia apreciación de Hemingway, la doble cita fue un éxito… a pesar de que el día de sus respectivas aperturas el huracán “Roxanne” encrespaba los mares al suroccidente de Cuba y se movía lento y a rumbo incierto, como hacen siempre estas amenazantes perturbaciones atmosféricas.

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