LAS REGLAS DEL TORNEO CUBANO DE ERNEST HEMINGWAY
Parcialmente publicado en Opciones, 14 de mayo de 1995

Un individuo corpulento, en cortas bermudas y ancha camisa de pescador de desvaídas listas azules, se paseaba descalzo, despeinado y casi nunca acabado de rasurar por el muelle de Bimini a mediado de los años ’30. Estaba ya bastante tostado por el sol del verano, que recibía lo mismo en el puente volante, en la silla de pesca y cuando a veces caía rendido sobre la cubierta de su barco.

Podía ser antipático si se lo proponía, pero todo el mundo admiraba su paciente persistencia en pescar, pescar y pescar. Después de una dura jornada de troleo en el yate, a lo mejor tenía la ocurrencia de averiguar cuan bien estaba picando el macabí al atardecer en los bajos cercanos a los cayos de mangle, o de acompañar a unos muchachos a pescar pargos con sedal a mano en el extremo del embarcadero, cuando caía la noche.

Ernest Millar Hemingway era ya un escritor conocido y había pescado bastante en los cayos de la Florida y en la costa noroccidental de Cuba cuando comenzó a enfilar la derrota del yate Pilar hacia Bikini, esa pequeña isla del archipiélago de las Bahamas.

Allí se reunía lo más selecto del gremio de los grandes pescadores deportivos de agua salada de los Estados Unidos. Entre Bikini y la ciudad floridiana de Miami hay un estrecho cañón submarino de apenas 50 millas de ancho, por lo que fluye la corriente del Golfo con su hilera interminable de grandes casteros, atunes y tiburones.

Hemingway perfeccionó en Bikini lo que había aprendido de pesca en Key West y La Habana, pero también vio en todos estos lugares que alguna gente pretendía cobrar los peces a toda costa, a veces con procedimientos no del todo escrupulosos, si vamos a hablar en términos estrictamente deportivos.

Cuando escribió la introducción al libro Atlantic Game Fishing, de su amigo Kip Farrington, Hemingway no disimiló su incomodidad por este asunto. Dijo que la pesca estaba necesitada de unas sencillas reglas si se pretendía en realidad que continuara como deporte, y dedicó calificativos bastante irreverentes a quienes consideraba falsos deportistas.

Varas irrompibles, carretes de doble manivela que actuaban como winches y sedales capaces de remolcar una lancha, estuvieron a a punto de arruinar la pesca deportiva. Aparte de estos adelantos técnicos, había quienes ataban la vara a la silla de pesca, de tal manera que fuera el barco y no ellos quienes capturaran al pez.

Algunos se propusieron salvar la pesca de los impostores. Michael Lerner, uno de los que frecuentaba las aguas de Bikini, lidereó elempeño del cual surgió en 1939 la Internacional Game Fish Association (IGFA), de la cual Ernest Hemingway fue vicepresidente hasta su fallecimiento en 1961.

A partir de aquí, lo publicado en OPCIONES, 14 de mayo de 1995:


UN CONCURSO EN LA HABANA

Cuando el Club Náutico Internacional de La Habana se propuso en 1950 iniciar un torneo de pesca de agujas con la participación de extranjeros y nacionales, invitaron a Ernest Hemingway para tomar parte en los preparativos. Aparte de su nombre y del principal trofeo del certamen, el aporte de Hemingway es evidente en las reglas de competencia.

En esa época lo más común en el país era el empleo de sedales de 24 ó 39 hilos para la pesca de agujas con avíos de vara y carrete. Cada numeración se multiplica por tres y se averigua así la resistencia aproximada en libras de la línea empleada. Dos de las bases del torneo revelan la mano de Hemingway.

6.- El hilo a usar será del número 15 y la vara y el carrete a selección del pescador. El

largo de la alambrada no podrá ser mayor de 15 pies, siendo de 15 pies también el

largo máximo del doble. Solamente se podrá usar un anzuelo y la competencia es a

base de trolling.

7.- En todo lo demás no previsto en esta convocatoria se usarán las reglas de la IGFA.

Lo infrecuente de tal resistencia de línea en aquella época puede deducirse de la observación de algunos cronistas de pesca, quienes mencionaron en sus reportes del torneo de ese año, que las agujas habían picado con bastante frecuencia, pero las roturas del sedal y la escasa maestría de algunos con la línea ligera provocaron la pérdida de muchos peces.

De acuerdo con las mismas reglas del torneo, el trofeo Hemingway lo obtendría en propiedad el club que ganara tres veces la competencia, aunque estas no fueran consecutivas. Esto vino a suceder en 1954, cuando el Club Náutico Internacional de La Habana ahiló su tercera victoria.

Hemingway donó una nueva copa y el concurso lo volvieron a convocar en 1955, pero entonces ocurrió un sorpresivo cambio de reglas que llevó a una agria polémica entre los deportistas y los organizadores de la lid. Hemingway, irritado, se negó esa vez a asistir al certamen.

La propuesta del comité del torneo consistía en autorizar el empleo de líneas de cualquier resistencia, hasta la número 39, mientras se pretendía obligara los concursantes de hilos finos a cortar el sedal si su lucha con el pez demoraba más de una hora. Argumentaban que esto último se haría para no restar oportunidad de pescar a los que usaran hilos más resistentes.

Más de dos semanas duró la discusión, porque además se dispuso que la puntuación fuera prorrateada de acuerdo con la cifra de barcos inscrita por cada club. Así se hizo y el certamen lo ganó un solitario representante de un club de Nueva Cork. En lo único que cedieron los autores de las bases del torneo de 1955 fue en no obligar a los pescadores de líneas ligeras a cortar el sedal a la hora de iniciar la lidia con el pez.

Hacia 1960, año hasta el cual se extendió la primera etapa del torneo, las reglas evolucionaron en el sentido de rescatar la vigencia de la línea de 15 hilos y de incluir con bonificación la de 9 hilos, de unas 30 libras de resistencia.

En cuanto a la participación, si al principio los clubes se hacían representar por los seis yates mejor ubicados en la competencia, luego nominaban al inicio una representación oficial, cuyos resultados daban o no la victoria al club, independientemente de la captura de sus otros barcos, que sólo podían optar por premios adicionales.

BASES DEL CLASICO ACTUAL

Durante varios años, la celebración del torneo Hemingway en Cuba tuvo sólo carácter nacional. Cuando en 1978 se reanudaron las competencias con participación extranjera, se pusieron en vigor las antiguas reglas deportivas para los avíos.

Una resistencia de línea de 50 libras, equivalente en el monofilamento de nailon a la de los antiguos sedales de fibras, fue durante algún tiempo la norma en la Marina de Barlovento, rebautizada desde 1983 como Marina Hemingway.

Este criterio no sólo fue respetado en lo sucesivo, sino incluso se mejoró a partir de 1989 con la disminución a 30 libras de la resistencia de línea oficial en competencia. En el certamen de 1992, por ejemplo, el deportista norteamericano Dr. David Bregman, un eminente cardiocirujano, capturó un castero cuyo peso fue más de ocho veces superior a la resistencia del sedal.

Los reglamentos actuales reconocen la vigencia de las normas de la IGFA. La competición es por equipos, es decir, por embarcaciones independientes y, aunque a veces se significan los resultados por países, las bases no indican nada al respecto.

El torneo internacional de pesca de agujas Ernest Hemingway considera válidas solamente las capturas realizadas con avíos de vara y carrete, por el sistema trolling, con carnada natural –no viva- o señuelos artificiales. Sólo puntean las especies de agujas que frecuentan esta agua y se premia además al mayor dorado.

Desde hace varios años el concurso incluye cuatro jornadas de pesca, con una de descanso intermedia, y las capturas se llevan a cabo en horario diurno. Los jueces son muy estrictos en cuanto al respeto a la hora de entrada al puerto, aunque conceden tiempo adicional si lo solicita un equipo que tenga anzolado un pez a la hora de cierre.

Lo más resiente en Marina Hemingway en materia de reglamentos es el interés de adoptar la modalidad de liberación de todas a la mayor parte de las capturas, denominada match & release, o tag & release cuando se marca al pez para estudios científicos antes de liberarlo. Por lo pronto, en la cita de 1994 establecieron límites mínimos en peso para los peces que fueran embarcados y presentados a los oficiales de pesaje.

Es muy probable que en este sentido deseen avanzar los competidores del venidero 45º Torneo Internacional de la Pesca de la Aguja Ernest Hemingway, que han anotado su cita para el 15 de mayo en los 23º05,3’ de latitud Norte y 82º30,5’ de longitud Oeste, justo donde se halla enclavada la Marina Hemingway.

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