Danilo: PESCA E INVESTIGACION
Boletín RASCASIO, 1993



Un singular estudio sobre pesquerías deportivas de truchas, llevado a cabo por un aficionado camagüeyano.

Habrás cedido, curioso lector amigo, al misterio de las sugerentes palabras Pesca e Investigación. Vamos a hablar de una faceta poco conocida de un hombre que podemos considerar una verdadera institución en nuestra pesca deportiva.

Tal vez me equivoque al afirmar que Danilo Domínguez Ortega es uno de los pescadores más conocidos en el país. Probablemente sea más aceptado revelar de una vez que nos referíamos a “Habana”, el camagüeyano que ganó en 1992 el Torneo Hemingway Nacional y se impuso meses después en el satisfactorio certamen nacional de la barracuda que organizó Granma.

Danilo, que en 1990 fue el pescador con mayor número de récords acicales implantados, es así mismo un activista aventajado en una faceta que reclama ansiosamente para su desarrollo el deporte cubano de la pesca: la investigación. La afición de D.D.O. es el estudio de la lobina negra boquigrande (Mycropterus salmoides, el bass), especie que denominamos trucha en Cuba.

Este formidable practicante del spinning envió a la redacción de RASCASIO una tabla con los resultados de todas sus pesquerías de trucha durante 1992, anotando capturas y pesos por embalses, meses, fases lunares y vientos predominantes. Información que vamos a comentar a continuación.

En el transcurso del año cobró 1929 piezas que pesaron en conjunto 14 524 libras; en los acuatorios Najasa, Muños, Leonero, Najasas 2, Caonao, Porvenir Chico, Máximo, San Manuel, La Jía, Porvenir Grande y Montecito.

La captura global, por meses, fue de 233 piezas en enero, 167 en febrero, 147 en marzo, 76 en abril, 32 en mayo (sólo dos pesquerías), 114 en junio, 146 en julio, no hay reporte en agosto, 186 en septiembre, 419 en octubre (con 11 pesquerías), 205 en noviembre y 104 en diciembre.

Las pesquerías de Danilo Domínguez poseen una alta efectividad, pues en ningún caso la frecuencia de captura es inferior a 1,70 ejemplares por hora de pesca. Los mejores resultados los obtuvo en septiembre (3,95 ejemplares por hora de pesca), octubre (3,77) y marzo (3,19). A continuación ofrecemos una tabla sobre el comportamiento en cada embalse de este indicador, que podremos denominar Captura por Unidad de Esfuerzo, por estar referido a un solo pescador y un avio.

Embalse Total Capturas Horas Pesca CPUE
Najasa 804 315 2,55
Muñoz 346 181 1,91
San Manuel 233 48 4,85
Porvenir Grande 221 44 5,02
Máximo 127 58 2,19
Porvenir Chico 90 37 2,38
Leonero 49 14 3,50
La Jía 23 9 2,55
Najasa 2 17 7 2,42
Montecito 12 7 1,71
Caonao 6 3 2,00

La CPUE constituye un indicador fundamental cada vez que intentemos caracterizar un torneo, una zona de pesca o una temporada, para compararlos con otros similares. Las bases para su cálculo no son siempre las mismas y, por esa razón, es necesario definirlas. Las pesquerías de agujas, por ejemplo, generalmente se calcula sobre la base de días-barcos, es decir, al producto de multiplicar la cifra de embarcaciones por el total de jornadas dedicadas a curricanear. También he visto un trabajo de los investigadores Dario Guitar, Mar Juárez y José Fernández Milera, que se vale de la norma de 100 horas de pesca como base para obtener el esfuerzo pesquero por el cual ha de dividirse la captura en número de ejemplares.

En este caso hemos calculado las CPUE directamente a partir de la cifra de horas por tratarse de un solo pescador, pero cuando exista más de uno se debe multiplicar su número por el tiempo de pesca en horas. Si se tratara por ejemplo, de pesca a fondo con más de un avio, la CPUE habría que calcularla según la cifra total de avios por la suma de las horas, porque en tal caso lo que determina los resultados es la cantidad de anzuelos en el agua, esto es, el esfuerzo pesquero.

En la tabla sobresale los rendimientos de Porvenir Grande y San Manuel, pero a estos embalses Danilo le dedicó solamente tres y cinco pesquerías e octubre, noviembre y diciembre, por lo cual una conclusión definitiva acerca de estos acuatorios requeriría de algunos conteos más e el transcurso del año. En cuanto a Leonero, el gran embalse granmense es bien conocido como uno de los mejores en el país, sede del clásico Torneo Nacional de Pesca de la Trucha Incendio de Bayamo.

Resulta significativa la diferencia entre Najasa y Muños, los embalses que acumularon el mayor número de hora de pesca. Muchos ofreció el resultado inferior, si se exceptúa el 1,71 de la pesquería de tres horas en Montecito, pero bien podemos adoptar como criterio que cualquier embalse cercano al promedio de dos truchas por horas puede ser considerado bueno en el país si los ejemplares pesan más de una libra.

Hablemos entonces de los pesos de las capturas. Tres ejemplares de 11 libras fuero capturados por Domínguez Ortega el 4 de enero el primero y el 20 de febrero, y tres de 10 libras los logró el primero, el cuatro y el 16 de febrero. De estas seis truchas-trofeo, cuatro las azoló en Najasa y dos en Muñoz. Del conjunto de las piezas del año, el 84,5 por ciento de las piezas alcanzó hasta tres libras de peso; el 10,5 por ciento sobre pasó esa cifra y llegó hasta 5,0 libras, y el cinco por ciento restante lo integraron ejemplares de más de 5,0 y hasta 11,0 libras. Los 39 ejemplares que pesaron de seis a nueve libras se localizaron en Najasa (20), Muñoz (13), Leonero (3), San Manuel (2) y Porvenir Chico (1).

El análisis del comportamiento de las pesquerías deportivas en relación con las fases lunares constituyen uno de los intereses permanentes de los aficionados, aunque desconocemos que algún estudio haya arribado hasta ahora a conclusiones definitivas en esta materia. Hace alrededor de medio siglo el norteamericano John Alden Knigh elaboró una teoría Solunar para la pesca deportiva a la cual hacen referencia autores españoles y recientes análisis de un torneo e Gran Caimán, pero no contamos e Cuba con referencia alguna al respecto.

Domínguez Ortega tuvo buen cuidado de anotar e todas sus pesquerías la fase lunar correspondiente y los días transcurridos desde el último cambio, datos que os permitirían aventurar algunas conclusiones. En primer lugar, los promedios de ejemplares capturados por jornada de pesca se comportan de manera muy similar en tres de las fases y descienden significativamente en una, la Luna Llena (LL) que fue la segunda fase en cuanto al número de pesquería, y sólo rindió 15,5 ejemplares promedios de jornada. El mejor resultado corresponde a Luna Nueva (LN), 30,6 piezas por pesquería, mientras Cuarto Creciente (CC) y Cuarto Menguante (CM) apenas se diferencian con 25,5 y 26,9 ejemplares promedio por pesca respectivamente.

Ha de advertirse que, de efectuarse el análisis anterior sobre la base de las capturas absolutas, en lugar de basarlo en los promedios de capturas por pesquería, los resultados serían falseados por la diferencia de esfuerzo pesquero. Los dos cuartos lunares, por ejemplo, en nuestro caso no podría resultar similares porque en los mismos se lograron 306 y 511 piezas, respectivamente. El desempeño real de la actividad de los peces se revela cuando tomamos en cuenta que esas capturas las hizo Danilo en 12 pesquerías en CC y en 19 e CM.

Entre los factores ambientales de mayor influencia en la pesca, Domínguez Ortega decidió tomar en cuenta la dirección y fuerza de los vientos predominantes en cada pesquería. Por no estar seguros del sistema de medición empleado para el segundo de estos indicadores limitamos las conclusiones a la dirección. Esta reveló un significativo predominio de altas cifras de capturas para los vientos del cuadrante Este, con el 55,5 por ciento del total de ejemplares cobrados en el año. La calma fue el siguiente estado ambiental más favorable, con 18,2 por ciento de capturas. Superior a los vientos del cuadrante Norte, que reflejaron 15,3 por ciento. Los vientos del Sur y del Oeste pueden considerarse en general negativos, con sólo el 6,0 y 5,0 por ciento de capturas. Para análisis de este tipo podrían tomarse en consideración, asimismo, la nubosidad, la temperatura ambiente y la presión atmosférica o examinados en este caso.

Ahora, si cualquiera de nosotros tuviera la intención de ir a pescar truchas en Camaguey, ¿podría o no decidir con mayor seguridad cuando y donde hacerlo?

Estudios similares al de Danilo Domínguez Ortega, “Habana”, son necesarios en todas las provincias, en cada embalse... Y para cada una de las especies.

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