UNA ESCAPADA A CAYO LARGO

La madrugada es dueña aun de los campos. Camino si perder el tiempo e sacar el brazo a los vehículos que pasan con los faros encendidos hacía el aeropuerto de Aero Caribbean. De todas formas no recogen a nadie, menos aun a estas horas.

En la terminal aérea hay gentes soñolientas que no pierden a pesar de eso el automatismo de la profesionalidad. Ates de aburrirme de esperar tengo el pase a bordo e la mano y he chequeado el equipaje, después de lo cual solamente quedo preocupado por el efecto que puedan tener los rayos X del aparato de control sobre el material fotográfico que llevo en el maletín. “No les sucede nada, salvo que sean de 1000 ASA o más”, asegura el operador. Así es.

Vuelo a las ocho de la mañana. Gasto fotogramas e vano sobre los pantanos de la Cienaga de Zapata; esa región es muy interesante vista de cerca, pero no desde el aire. Aterrizamos con cielo gris y llovizna, algo más de media hora después del despegue, sonriendo ante el mapa que anuncia 326 días de sol al año.

El edificio del aeropuerto es un caney indio de gran tamaño. Pero esto no me sorprende: Estamos en Cayo Largo. El islote es pequeño más que todo en la imaginación, así que en vez de caminar lo recomendable es aceptar la invitación a abordar un “niva” con la puerta abierta y llegar en cinco minutos al pueblo, donde me iba a encontrar con un grupo de técnicos de la Federación Cubana de Pesca Deportiva (FCPD).

Gustavo Iglesias, Manuel Paniagua, Orlando Bergery y Miguel Wong serían los jueces del II Torneo Internacional de la Aguja Cayo Largo del Sur ’92, que tendría lugar del 19 al 26 de septiembre.

Se esperaba en principio una nutrida participación, saldo lógico de la exitosa apertura del certamen en 1991, pero las presiones de agencias norteamericanas aseguradoras de embarcaciones en Islas Caimán, van a privar a la cita de sus más numerosos y entusiastas participantes. Así lo informa los organizadores del toreo la noche inaugural.

En fin, van a competir solamente dos equipos, uno por Austria y otro por Cuba, éste último de la propia empresa turística del Cayo.

LA COMPETENCIA

“Va el toreo, de cualquier manera”, dijo el director de la entidad, y fue bien. Las jornadas de competencia se fijaron para los días 21, 22, 24 y 25, de 8:30 a.m a treinta a seis de la tarde. Usaba avios de “trolling” con carnada natural -muerta- y sedal de 50 libras de resistencia máxima a la tracción.

A bordo del yate “Cuba” navega el neurocirujano austriaco Enis Ozturk, un formidable aficionado del deporte del sedal y los anzuelos, y en el “Gaviota” van sus oponentes locales, Mariano Rodríguez y Mario Quesada.

El primer día Ozturk desembarcó con ventaja, pues trae una barracuda de 27,5 libras y un dorado de 10,0 que dejan en déficit a sus rivales. Sin embargo, e la siguiente prueba se invierten las acciones y el dúo criollo totaliza 62,11 unidades acumuladas con tiburón, serrucho y dos dorados. El austriaco no trajo nada.

Hay un día de receso, el miércoles 23, y luego se reanuda la lid con entusiasmo y ya seguida con mucho interés por numerosos turistas extranjeros y bastantes trabajadores locales. En esa tercera jornada, Enis Ozturk lleva a pesar una barracuda de 11,0 libras que o llega a representarle nada frente al acumulado de Rodríguez y Quesada, aunque estos estuvieron inactivos. Luchó el europeo durante 40 minutos con un gran castero, pero el pez supo ganar la libertad y la pizarra no augura buen final para él.

Ultimo día, humedad, cielo nublado, llovizna temprana. Podría subir la aguja a la superficie, tal vez. No subió, pero la hizo u tiburón de 270,8 libras que tomó capricho con la carnada del austriaco y no hubo más remedio que cargarlo a bordo. Así mismo fue en el “Cuba” con un aguají y una asierra. Llegó el equipo de Ozturk a los 356,8 puntos. Y ganó.

Estadísticamente, hubiera resultado asombrosa la captura de una aguja con sólo dos embarcaciones en competencia, aunque el año pasado se cobraron cuatro con cinco barcos en la lid, lo cual es un dato que revela buenas perspectivas en las aguas sureñas. En total fueron válidos para el pesaje dos barracudas, tres dorados, dos serruchos, dos tiburones y un aguají, para un computo final de 419,9 libras.

Como actividades colaterales, la unidad de Comintur en Cayo Largo del Sur invitó a una degustación de vinos en el restaurante Blue Marli, de la zona hotelera, y también algunas fiestas.

UN AMIGO

Cuando todo estaba decidido, el locutor decano de estas competencias, Luis Rubio Casanovas, me ayudo como traductor en una conversación con el Dr. Enis Ozturk, celebrada en una de las mesas de la Terraza del Pirata.

RASCASIO: ¿Existe algo notable en su debut deportivo en Cuba?

OZTURK: Si, las personas, que son muy amables y amistosas y me hacen sentir como si estuviera en mi país. He aprendido muchas cosas con los pescadores cubanos, que son muy entusiastas.

R: Hasta ahora he conocido varios médicos que son apasionados, como usted, a la pesca deportiva. ¿Existe algo que enlaza la profesión con la actividad piscatoria?

O: La pesca y también el buceo me sirven para relajar la t4ensión que provoca el trabajo de la medicina.

R: Quisiera que me relatará algo de estos días de pesca en Cuba y me dijera donde ha pescado antes de este torneo.

O: Si, he estado pescando en Sri Lanka, en los países del Océano Indico, y con los cubanos, que son unos verdaderos profesionales. Pero hay una gran diferencia entre los pescadores de ambos países. El mar en el Océano Indico es más rico en peces que aquí. Por lo que puedo aprender más con los pescadores cubanos que con los de allá, donde son más fáciles las capturas.

R: ¿En Cuba ha pescado solamente en Cayo Largo?

O: Solamente aquí, porque es la primera vez que he estado en Cuba, pero seguramente no va ser la última.

R: ¿Tiene capturada su primera aguja?

O: No, pero logré un (tiburón) mako grande en el Indico. Aunque aprendí todo de la pesca con vara y carrete aquí, pues allá no tuve esa experiencia.

R: Sin embargo, es muy importante que nos relate su lucha de 40 minutos con el castero que finalmente logro su libertad.

O: Fue una experiencia grande para mí, cuando sentí que había picado y lo ví un segundo cuando brinco. Pero inmediatamente cogió fondo y yo pensé que lo iba a sacar, y lo iba a sacar, y Alberto (el capitán del “Cuba”) me decía: “despacio, despacio”, pero yo iba enrollando hasta que al fin, crack!, rompió la línea. O hubo que hacer mucha resistencia con la vara, fue una cosa normal, lo fui trayendo poco a poco, hasta que de pronto rompió la línea.

R: Quisiera que usted me hablara de sus inicios en la pesca y sobre la práctica de este deporte en su país.

O: E nuestro país o hay esas grandes posibilidades para pescar porque no hay mar, son ríos, y las posibilidades que hay no son como las que hay en el mar. Pero yo tuve muchos colegas en la universidad, que eran aficionados a la pesca de las piezas grandes.

R: ¿Qué esperaba de la pesca en Cayo Largo del Sur?

O: ¡Un castero!

R: Muchas gracias, Dr. Ozturk, ¿quisiera agregar algo más?

O: Lo único que quisiera decir es que los hombres libres en Austria estamos completamente en contra del embargo que hacen los Estados Unidos a Cuba, incluso para la pesca depeortiva.

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