APUNTES PARA LA HISTORIA DEL FESTIVAL NACIONAL DE LA PESCA DEL PARGO

El pargo criollo (Lutjanus analis) constituye, sin discusión, la más popular de las especies cubanas de peces deportivos marítimos. Su abundancia en nuestras aguas, la potencia defensiva que desarrolla frente a la tracción del sedal y lo apreciado de su carne, hace del mismo un atractivo para los amantes de la pesca a fondo en las azules aguas.

Tal conjunto de características avalan el interés de los aficionados hacia el hermoso pez, que en corridas veraniegas y arribazones invernales es buscado desde los arrecifes de la costa o en embarcaciones fondeadas en conocidos recaladores de la especie.

Las aguas del norte de la provincia de Matanzas resultan, precisamente, uno de los acuatorios privilegiados del archipiélago cubano donde la especie forma apreciables concentraciones durante la fase de luna llena en los meses de mayo, junio y julio. El fenómeno ha dado pauta para la celebración de uno de los más importantes certámenes cubano del deporte de los avíos.

Si seguimos el orden retrospectivo de su numeración actual, llegaremos a la conclusión de que los Festivales Nacionales de la Pesca del Pargo criollo tuvieron que ser fundados en 1965.

El 8 de julio de ese año, el diario matancero Girón hace pública la convocatoria a unas competencias de pesca deportiva para aficionados que tendrían por sede el balneario de Varadero. Precisa la nota que dichos certámenes constituirían una prueba de evaluación, “poniendo a disposición de ellas el INDER tanto las embarcaciones como las carnadas, debiendo llevar a su vez los competidores sus propios avíos de pesca”.

La información constituye una evidencia del interés local por este tipo de actividad, reforzada unos días después con la publicación del Reglamento y Disposiciones para las competencias de la pesca deportiva a mano, en el mismo diario. El texto menciona normas relativas a eventos competitivos en esta modalidad con carácter municipal, provincial y nacional, pero un torneo específico de este último nivel no es reportado por la publicación en el año de referencia.

En la verificación de los datos disponibles se halló que en 1990 el festival es identificado con el número XXV en un despacho de la Agencia de Información Nacional (AIN), lo cual significaría que el certamen pudo ser iniciado en 1996, pues las cifras de citas anteriores a esa mantienen el orden respectivo: 1975 (X), 1982 (XVII), 1983 (XVIII), 1986 (XXI) y 1988 (XXIII).

Sin embargo, en el mismo año de 1990 el boletín emitido por el CEMA de Matanzas atribuye al festival la numeración XXVI, u dígito más alta que la publicada por la AIN y comprobada por numeraciones de otros certámenes precedentes.

Otra información hallada en las páginas de Girón, fechada el 28 de junio de 1975, señala:

“En los tres primeros torneos el sistema que imperaba era el de participación por sindicatos, en coordinación con el INDER. A partir del 69 y hasta el 73 se realizaron por equipos de provincias y participaron tres por cada una de ellas”.

Las frases subrayadas confirman que hubo tres torneos antes de 1969, y estos tuvieron que ser los de 1966, 1967 y 1968.

Más amplia fundamentación sobre la competencia inicial no es posible de momento, pues en 1966 Girón no da cobertura al certamen de pesca. Al año siguiente, en la edición del 10 de junio, despliega el siguiente título:

PESCA DEPORTIVA
HOY Y MAÑANA DOMINGO LAS NACIONALES DE VARADERO

La información anuncia 36 atletas, seis por cada una de las provincias en las que estaba dividido el país en aquella época, aunque no menciona la representación sindical a la cual hace referencia al párrafo copiado anteriormente en la misma fuente.

Hasta 1977 la provincia sede del clásico de la pesca marítima a fondo tuvo un desempeño de campeón casi indiscutible. En 1969 ocupó el segundo lugar frente a la Isla de la Juventud por unas pocas libras de diferencia, situación que se repite en 1978; y en 1981, ante el mismo contrario, cae Matanzas al tercer peldaño superada también por Guantánamo. En 1970 y 1979 se compitió en Isla de la Juventud y en Cienfuegos.

De 1974 a 1976 las competencias se efectuaron por sindicatos, ganándolas sucesivamente los trabajadores Civiles de las FAR, los de la Alimentación y los de la Construcción. Excepto en este último equipo, formado por un villaclareño y un camagüeyano, Matanzas desempeñó un elevado papel en las lides del trienio.

La década de los ’80, en cambio, no le fue propicia a los pescadores matanceros, pues en cada cita se alejaron del centro frente a espirituanos. En 1991 el seleccionado local, a bordo de la embarcación “Yudehama”, tomó el desquite y ganó el Festival Nacional a la distancia de 20 pargos de su más cercano contrincante, Holguín, que sólo capturó 13.

Este balance resulta inevitablemente incompleto, pues el autor debe trabajar aún en la localización de los resultados de algunos años que no fueron reportados por el periódico Girón ni aparecen en los archivos estadísticos de la Federación Cubana de Pesca Deportiva.

Planteada esta salvedad, es válido, sin embargo, reseñar algunos hitos en la historia de la justa suya significación no palidecera fácilmente aunque nuevas indagaciones revelen lauros superiores. En este caso se encuentra la captura de 1978, ascendente a 1963.5 kilogramos (más de 4300 libras<9, aunque incluyó ejemplares de diversas especies entre las 557 piezas reportadas. Veamos años más recientes: el pesaje de 408 pargos llevó la marca de la cita de 1988 a un total de 2732 libras. En esa última ocasión mencionada se dio asimismo uno de los más convincentes triunfos por equipo, al desembarcar la representación de Ciudad de La Habana 74 piezas con 527 libras en la pequeña villa recreativa de Boca de Camarioca. Por cierto que, durante los tiempos iniciales, el torneo se efectuó en el reputado pesquero de Las Peñas, en Varadero, pero a partir de 1975 esa sede ha alternado varias veces con Boca de Camarioca. En el orden de los mayores ejemplares, el guantanamero Luis Manuel Bornote implantó un récord nacional de 1981, para avío a mano, con un pargo criollo de 20.0 libras que todavía es la marca tope de la competencia, además de ser la segunda mejor pieza de esa especie pescada deportivamente en el país. Pesca de peso superior, pertenecientes a otras especies que ocasionalmente se consideraron válidas, aparecen en los reportes de algunos años, pero del Lutjanus analis merecen destacarse e particular las capturas de Juan Cuellar, con una pieza de 18 libras y 4 onzas en 1971; y la del matancero Miguel Santiago, que pesó 17 libras y medias en la lid efectuada tres años mas tarde. Entre las individualidades tiene un puesto relevante el matancero Vicente Chávez, sin duda la figura más sobresaliente de la competencia durante u buen número de años. Fue campeón absoluto en 1960, 1970, 1971, 1972, y 1973, mientras que e 1975 aporta más del 70 por ciento de los puntos del Sindicato de la Alimentación, titular del certamen de ese año con 109 piezas. En 1971 había establecido una marca individual en la cita con la captura de 39 pargos. Es de significar –escribe el diario Girón el primero de julio de 1986- que desde la desintegración del binomia compuesto por los hermanos Chávez, de Boca de Camarioca, el otrora imperio de Matanzas en estos certámenes se ha desvanecido a tal punto que en la actualidad a los visitantes ya no les preocupa la supuesta ventaja que representa para los locales dominar al detalle la zona de competencia. Chávez tiene el inusual privilegio de ser el único pescador cubano, y probablemente del orbe, cuyo retiro del deporte activo se ha reconocido oficialmente. Dentro de tres años, si nos atenemos a lo planteado en relación con la probable fecha de inicio del certamen, los pescadores deportivos cubanos celebraremos junto a los hermanos matanceros el arribo del Festival a su cita número 30. Para esa ocasión, es seguro que nuevos datos estarán en nuestras manos y será factible llevar a cabo un enfoque preciso de esta lid, consolidada en la tradición como uno de los más relevantes acontecimientos nacionales del deporte del sedal.

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