EL ÉXITO DE XXIX HEMINGWAY NACIONAL
Rascasio, mayo-junio 1991

Poseer estadísticas de todos los años en que se ha celebrado una competencia tiene varias ventajas. Permite afirmar, por ejemplo, que el XXIX Torneo Nacional de la Pesca de la Aguja Ernest Hemingway el mejor de cuantos se han llevado a cabo desde hace un lustro.

Nos arriesgamos, de entrada, a un categórico desmentido de los aficionados que no se hayan desprendido de la agenda del torneo pasado, quienes ripostarán que lo afirmado por mí sólo es cierto para los dos últimos años, pues siete agujas cobradas en el actual únicamente superan a las cuatro de 1989 a las tres capturadas en 1990.

Bueno, del 1985 se pesaron 25, 16, 9 y13 peces tipo en ese orden por cada año, pero también participaron 111, 119, 129 y 127 equipos. Promedie usted a cuantas agujas por embarcación vendría a tocar y ya por esta parte nos vamos entendiendo.

Ahora bien, el número de la verdad no es promedio, sino lo que los científicos denominan Captura por unidad de Esfuerzo ( CPUE), índice calculado sobre la base de 100 horas de pesca. Es decir: se suman las horas dedicadas a curricanear por todas las embarcaciones en competencia y se divide entre 100. El número resultante significa cuantas veces 100 horas de pesca acumuló el torneo en cuestión. Esta es la unidad básica del cálculo que hace comparables cualesquiera certámenes de pesca de agujas entre sí, sean estos realizados en Cuba, en las Bahamas o en el Cabo Blanco, Perú.

Para las cuentas asumimos que todos los barcos anunciados salieron a pescar todos los días durante todas las horas de competencia, lo que en rigor no siempre ocurre. Advertido esto, podemos dar una mirada a la siguiente tabla:

Año Horas pesca Piezas CPUE Hn Pc
1985
29,97
25
0,83
120,5
22,4
1986
32,13
16
0,50
200,0
13,5
1987
23,22
9
0,39
256,4
7,0
1988
22,86
13
0,57
175,4
10,3
1989
22,14
4
0,18
555,6
3,2
1990
2,88
3
1,04
96,1
18,7
1991
5,76
7
1,21
82,6
19,5


Si comparamos los años 1989 y 1990, observamos que la disminución del esfuerzo pesquero, es decir, la cantidad de embarcaciones en competencia, ofrece mejores resultados en la calidad del certamen aun con una captura inferior. En el segundo año de los mencionados es que se alcanza po primera vez en este período una CPUE superior a la unidad; en el Hemingway se han alcanzado hasta seis agujas por 100 horas de esfuerzo pesquero.

Por otra parte, las horas necesarias (Hn) –o tiempo promedio de curricaneo para lograr una aguja- es de más de 100 horas en 1989, por lo cual las posibilidades de captura de una embarcación en ese año, según el tiempo de competencia era de sólo 3.2

Como se comprenderá asimismo, en cinco torneos del período seleccionado para este análisis no bastó un centenar de horas de pesca para conquistar una aguja.

El resultado de 1990 se debe principalmente a la decisión de los organizadores de la competencia de convocar sólo a 16 equipos: los representativos de las provincias, el Municipio Especial Isla de la Juventud y el ganador del año precedente.

Si esta medida se hubiera mantenido en el XXIX Torneo, la captura por Unidad de Esfuerzo se habaría incrementado en 1,56 piezas por cada 100 oras de troleo, consideradas sólo la cuarta captura de los seleccionados provinciales.

La aceptación de una veintenas de equipo invitados no aportó desde mi personal punto de vista, respaldado en estos cálculos ninguna relevancia al certamen nacional, aunque se mantuviera el derecho al Trofeo Hemingway con carácter exclusivo para los equipos seleccionados en las provincias.

La Competencia Provincial que celebra cada año Ciudad de La Habana tiene suficiente categoría, tanto para calificarla entre los más importantes concursos de pesca que se llevan a cabo en el país, y no existe justificación deportiva para brindar acceso al Torneo Nacional a quienes no lo hayan ganado en rigurosa lid eliminatoria.

Búsquese la pasividad en las competencias de base y reconózcase la categoría de certámenes como el provincial capitalino y los municipales de La Habana del Este, Playa y Santa cruz del Norte, pero cuídese el nivel deportivo en la cita de los mejore del país, más aun cuando deben surgir de entre ellos los representantes de Cuba a los Torneos Internacionales de pesca.

¿Qué ocurrirá cuando las mayores capturas sean realizas por equipos invitados, no seleccionados desde la base?; ¿Sería en tal ocasión el Torneo Hemingway un premio genuino para la provincia que lo recibiera?, obviamente se deterioraría el prestigio del Premio.

Más justo sería, antes que afrontar un caso como ese, declarar el certamen totalmente libre para todos los pescadores de trolling en el país, quienes asistirían a Cojjimar por sus medios y con sus propios recursos. Pero tal vez veríamos entonces un certamen de medio millar de embarcaciones y una docena de agujas, aparte de un sinnúmero de consecuencias organizativas.

De cualquier manera, la reducción de los participantes en el Torneo Nacional, aparte de que constituye una necesidad por la limitación de recursos, influye en la calidad de los resultados y fija el prestigio del evento como certamen exclusivo para los mejores del país en el manejo de la vara y el carrete.

Los tres casteros capturados en el XXIX Hemingway Nacional constituyen una muy buena noticia pesquera. En primer lugar, porque la especie no había sido pesada oficialmente desde la competencia de 1988, mientras la cifra de tres ejemplares es una de las mejores capturas de agujas de casta en los Torneos Nacionales, pues sólo en dos ocasiones se han cobrado cuatro piezas de esta especie, y fue en certámenes de tres días de duración, y este fue de solamente dos.

El mejor suceso del XXIX Torneo Nacional de la Pesca de la Aguja fue su emotividad, el interés que tuvo la competencia, que vio emparejados el primer día, con sendos casteros de 110 libras, al matancero Fermín Hernández y al pinero Walter Hernández.

Lo que nadie podría prever -y así es la pesca- es que en las últimas horas de pugna Walter Hernández marcara dos veces, con dorado y picúa, y el matancero Fermín sólo una, pero con aguja de abanico que adicionó 100 puntos a los 28 por libras, y completó el triunfo de Matanzas.

Todo habría resultado más sencillo para los pineros, pero Ramón Valdivia vino desde Sancti Spíritus sólo a embarcar un castero de 125 y medias libras, válido para el trofeo Andrés Gonzáles Lines y el reconocimiento a la aguja mayor. La Isla de la Juventud obtuvo el trofeo Teniente Dionisio San Román, por el tercer puesto que con tan buen desempeño lidió Walter Hernández.

Por los invitados, Miguel Padrón, del Nadina, anzoló una aguja blanca de 56 libras que fue todo lo que hizo falta para otorgarle la Copa Cojimar, pues las piezas que cobraron Leonor Ramos y Oscar Camero, blancas también, sólo pesaron 38 y 32 libras , respectivamente.

El dorado también corrió con mejor animo este año, y Felix Luís Salemi pudo llevarse a casa el trofeo al mayor de esta especie, de 27 libras. No faltó, ni pudo faltar en estas líneas el reconocimiento a todos los marineros y patrones, que hacen el trabajo más fuerte en estas lides.

Casi 500 libras de agujas fue el saldo del Vigésimo noveno Hemingway Nacional, un pesaje de respeto en contraste con añaos anteriores, logrado bajo una lluvia persistente que no dejó al sol asistir a la campetencia.

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