BRILLOS DE LA AGUJA
Servicio especial de la AIN publicado por Granma Internacional, 17 de junio de 1990, p. 5


CUMPLIÓ 40 AÑOS EL CLASICO INTERNACIONAL DE LA PESCA DE LA AGUJA “ERNEST HEMINGWAY” . TRES DIAS BUENOS . . . Y UNO MENOS BUENOS . LOS NUMEROS, AL FINAL.

Sólo una buena jornada le faltó este año al Torneo Internacional de Pesca de la Aguja Ernest Hemingway, celebrado en las aguas que se extienden frente a Ciudad de La Habana, para inscribirse entre los más trascendentales sucesos de la tradicional cita de este deporte en Cuba, precisamente en el año en que cumplió su cuarta década.

El domingo 20 de mayo, un día después de haber concluido el certamen cuya fase competitiva se iniciara el 15, un cielo encapotado hizo pensar en los caprichos de la naturaleza, que había regalado el sábado un día de intenso sol, precisamente lo contrario de lo que prefieren las agujas de casta (castero), blancas y de abanico para ascender a la superficie del mar a devorar carnadas.

Fototropismo negativo se llama este fenómeno, nos explica el especialista José Fernández Milera, de la Academia de Ciencias de Cuba, que anduvo atareado martes, miércoles y viernes -el jueves hubo descanso- en la medición y determinación del sexo de los peces de picos y los dorados que en buena cantidad desembarcaron los yates participantes en el muelle del restaurante Papa’s, en la Marina Hemingway.

Poco trabajo tuvo el biólogo en la fecha de clausura. Sólo tres piezas pasaron de la pesa a la mesa del investigador y de ahí a la horca (donde las exhiben colgadas de las colas), aunque entre ellas llegó un castero de 181 libras y medias (82,5 kg) que hizo merecer el premio por el mayor ejemplar al angolano José María Sánchez Batista Borges, y lo colocó dos puntos del norteamericano William Rogers, ganador del certamen.

Rogers atracó el primer día el Rainbow Eyes, uno de los seis yates estadounidenses presentes en la cita, para entregar un castero de 170 libras (77,2 kg), y a los tres días repitió con otro ejemplar de la misma especie, aunque de menor peso, que le completó los 290 puntos para el triunfo.

Para consolidar su victoria, el mismo viernes 18 desembarcó un dorado, un hermoso macho que pesó 43 libras y medias (19,7 kg). Que sepamos, el mayor ejemplar de esta especie capturado hasta entonces en los torneos Hemingway había pesado media libra (227 g), récord que correspondía a Carlos Palmarola, en el certamen nacional de 1985.

El angolano Batista Borges, que ya tenía un castero de 107 libras (48,6 kg) -el primero de su vida según confesó a este reportero- sorprendió a toda la afición una hora antes del cierre competitivo del 40o torneo. Posee el récord del mundo en la pesca de la palometa con sedal de 30 libras (13,6 kg).

Este mismo tipo de línea es el que se emplea desde el año pasado en el concurso internacional, por lo cual la pieza mayor que se captura confiere el merito de habérsele cobrado con un nailon seis veces menos resistente que el peso el animal, lo que no es poco éxito cuando se trata de un pez dinámico y batallador, que salta, se sumerge y pelea con toda su potencia.

En la nómina de merito resta aun por mencionar al sueco Bo Ekstrom, campeón de 1988, que esta vez tuvo que contentarse con la primera aguja de la justa, válida también para el correspondiente premio.

Este año la pieza que inauguró el pesaje demoró bastante, si comparamos su captura, alrededor de las dos de la tarde, con la del venezolano Eduardo Anngarita en 1989, lograda a sólo 54 minutos de iniciada la cita.

Cuba, que esta vez contó con un solo equipo, alcanzó nada más 42 puntos, por una aguja de abanico anzolada por el experto Dimas Zaldivar, a bordo del yate Tico-Tico.

ALGUNOS NUMEROS

Un total de 27 piezas logradas en los tres primeros días del 40o Ernest Hemingway capturaron un promedio suficiente para aventurar un pronóstico favorable la víspera de la jornada final, pero la naturaleza dijo no, y basta.

Fueron en conjunto 30 peces de pico, lo que ofreció un balance definitivo de 1 785 libras y medias (811,5 kg), que, no obstante, ubica al certamen como uno de los mejores de los últimos cinco años, aunque las estadísticas del período resultan incompletas para afirmarlo con absoluta certeza.

En esta edición participaron 129 concursantes a bordo de 45 embarcaciones.

México, con nueve equipos, Italia, España y los Estados Unidos, con seis cada uno, y Venezuela, con cinco, fueron las naciones más representadas entre las 18 que respondieron al llamado de la Corriente del Golfo en esta temporada, según la información ofrecida por los organizadores del torneo.

Este año faltó agilidad en la notificación oficial de los resultados de cada jornada, aunque a la mañana siguiente podía usted leerlos en el boletín que por las noches se preparaba.

Mención aparte merecen patrones y marineros que a las arduas horas de navegación y del concurso sumaban todos los días las dedicadas al acondicionamiento de las embarcaciones y la búsqueda de las carnadas.

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