PRIMAVERA A LA VENECIANA
Servicio Especial de a AIN. Tribuna de La Habana. Dominical pág.7, 13 de noviembre de 1988

El calendario cubano de pesca deportiva en la Corriente del Golfo, que contó este año con cuatro interesantes topes internacionales, vale la pena volver atrás algunas páginas de la agenda para rememorar uno de los más notables, el Torneo de Primavera, auspiciado por las playas del Este.

Fuera de las fechas y de los enclaves tradicionales, la primera versión de la lid celebrada del 9 al 12 de junio en la Marina Veneciana, unos 30 kilómetros al este de la capital, demostró que aun queda bastante por conocer, en el deporte de los avios.

Habitualmente, los organizadores de tales eventos habían preferido las fechas tempranas de la temporada –abril y mayo-, cuando corre abundante la aguja blanca, o al final del verano, cuando los acertados pronósticos de los especialistas sitúan una mayor presencia de los casteros.

Pero entre ambos extremos, y en un punto alejado de los conocidos lugares de este deporte, como cayo Paraíso, al norte de Pinar del Río, escenario del III Torneo Curricán; Marina Hemingway y Cojimar, estos últimos en Ciudad de la Habana, se convocó una competencia que dejó sorprendidos a veteranos y debutantes.

Sin negar la influencia de los factores atmosféricos, a los cuales resultan notablemente sensible los peces de pico, y que pueden variar de una jornada de pesca a siguiente, el Torneo de Primavera superó en capturas a las cifras más inmediatas a este, antes y después.

Mientras el pesaje total del XXXVIII Torneo internacional de la Pesca de la Aguja Ernest Hemingway, efectuado en mayo, sumó 1891 libras, con más de 20 embarcaciones en competencia, y en el reciente Torneo del Castero –del 6 al 10 de septiembre- las capturas fueron de 922 libras con 13 yates, en el de la Veneciana pescaron 3044 libras con sólo un barco más que el anterior.

¿Azares de la naturaleza? Seguramente, pues todo amante de la pesca de agujas saben que cuando las nubes opacan la intensidad el sol y la corriente toma fuerza y se acerca a la costa, están listas las condiciones para empezar una buena faena, lo cual puede suceder cualquier día dentro de la etapa de alta manifestación de estas especies.

¿Suerte entonces? Tal vez, pero no sólo ella, pues no hay que olvidar que se trata de un período del año no explorado hasta ahora en un certamen de la gran pesca, y de un emplazamiento más al oriente que ninguno de los habituales, es decir, también un área nueva para competir.

MEMORIA DE UN FINAL

Como los buenos enfrentamientos beisboleros y boxísticos, a los cuales somos tan aficionados los cubanos, también el Torneo de primavera tuvo su final pleno de emociones.

El ritmo de las capturas había ido en ascenso durante los dos primeros días de competencia. El viernes, 17 piezas, contadas dos agujas blancas y una de abanico (las demás fueron dorados y una barracuda); el sábado 34 peces, y ya venían al pesaje cinco casteros y siete agujas de ambas especies.

En la tabla de posiciones marchaba al frente el cubano Luis Balmaceda, con 2039 puntos, y el francés Marcel Garríguez, con 1595, dos expertos en el manejo de la vara y el carrete.

A la caída de la tarde, el barco de la prensa tuvo que forzar máquinas para no perder la gran emoción del día. Esta vez fueron 37 los peces que subieron a la pesa, y de ellos seis eran los preciados casteros.

Entre estos últimos, dos compartieron los lauros a la pieza mayor (124 libras cada uno), recibidos por Balmaceda –quien, con un cúmulo de 3470 puntos dio el triunfo a la base de pesca capitalina Ernest Hemingway- y el sueco Bo Exstron, titular el XXXVIII Torneo Hemingway.

Como segundo de la lid quedó M. Garríguez, que representó a Francia y totalizó 2712 puntos, y en el tercer puesto el equipo de la Dirección Provincial de Deportes en Ciudad de La Habana hizo suyo el trofeo por intermedio de otro consagrado, Victor Hugo Lamadrid, que acumuló 1677.

En total resultaron válidos para la competencia 11 casteros, ocho agujas blancas y cinco de abanico, 61 dorados y tres barracudas.

Ahora sólo resta esperar hasta el próximo junio para saber si es capricho de la naturaleza, suerte o despliegue de habilidades deportivas lo cual ocurrió esta primavera en La Veneciana.

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