EL RIVAL QUE TODOS QUEREMOS

Buscarlo fue una intuitiva reacción de reportero. Pregunté por él durante varios meses hasta que encontré a Francisco , uno de sus hijos, al mando de un yate deportivo en un torneo celebrado en la Marina Hemingway. Entonces fui invitado a conocer al veterano pescador deportivo en su casa de la calle A, en Boca de Camarioca. Luego conversamos a bordo de su bote.

Periodista: Creo que posiblemente sea usted el único pescador deportivo cubano oficialmente retirado del deporte competitivo, ¿por qué tomó esa decisión?

Chávez: Yo entendía que había una razón grande para retirarme. Incluso hablé con la Comisión Nacional de Pesca Deportiva, donde yo planteaba que no podía competir más por la falta de mi hermano, que era mi compañero de pesca. Mi hermano murió de una forma inesperada de un infarto, y después yo no quise competir más. Por qué, porque era mi hermano y compañero mío. A parte de ser mi hermano era mi compañero de pesca, lo iba a extrañar mucho y entonces el evento no me iba a servir de alegría sino de tristeza, al ver que yo iba a competir con otro que no fuera mi hermano. Lo plantiee más de dieciséis veces, pedí permiso a la provincia, la provincia no me lo daba, hablé con mis demás compañeros de competencia. Ellos no estaban de acuerdo por mi retiro porque querían ganarme a mí, porque ellos decían que si yo me iba de la competencia iban a competir disgustados, porque querían ganarle a Cheche, de la Boca de Camarioca. Y así sucesivamente, todas las provincias de Cuba desde que llegaban era preguntando por mí. Decían: “el león de Camarioca, el león de Camarioca. Tú verás que ahora sí le vamos a ganar”, en fin, muchas de esas cosas. Yo siempre les daba que hacer a ellos; nunca perdí una competencia, nunca ¿Por qué?, por mis habilidades como pescador, mi experiencia, mi trabajo. Porque yo veo gente que viene aquí que están en el muelle y van a competir ya y lo que están es tomando cerveza: esa gente no puede ganar. La competencia es un trabajo más que tiene uno, con la provincia, con el comisionado, consigo mismo. Es un compromiso que uno se hace desde la hora en punto que va a competir y yo lo tengo como un trabajo más. Siempre que iba a una competencia la carnada me la buscaba yo, lo mismitico en Oriente que en la Isla de la Juventud, que en La Habana, donde quiera que yo iba.

Periodista: ¿Usted ganó en la Isla y en Cienfuegos?

Chávez: En las dos. En Caibarién gané también, en el pontón de Caibarién gané una competencia de la picúa, cogí 149 picúas, mi hermano cogió 127.

Periodista: Ganó un torneo de la rabirrubia también que yo recuerde.

Chávez: Gané con 72 rabirrubias en La Habana. Allí me decían que no debía entrar a la zona cercana a donde vivía el Presidente (Osvaldo) Dorticós, y entonces con habilidad le hice ver al patrón que me llevaba a mí que al evento le habían dado vía libre, porque se decía que (la navegación) frente a la casa de Dorticós estaba suspendida porque era zona militar. Los pescadores de allí me decían: “el que vaya frente a la casa de Dorticós gana la competencia”, y yo le preguntaba donde es que vivía Dorticós y ellos me señalaban el lugar y me decían “más allá, a una cuadra más de aquí, del (círculo social) Patricio Lummba.

Yo sabía que ese día el patrón del barquito donde yo estaba iba a Casablanca a ver la familia. Entonces le dije a mi hermano “déjame hablar con él a ver si lo puedo engañar”. Me dice el patrón que el venía temprano de ver a los muchachos y me pide que preparara el barco y las carnadas para salir en cuanto él llegara. Después que estábamos en formación, que sabíamos que ya o podíamos volver a tierra, le dije: “oye, ¿tú te enteraste del comunicado que mandó el Ministerio aquí?”. “No”, me responde. “Bueno, pues aquí mandaron un comunicado que decía que todas las zonas estaban libres. La de Dorticós inclusive”. Se puso las manos en la cabeza y me dijo. “¡muchacho, no hay quien nos gane!”. Bueno, pues tenemos que ir ahí. Que puede ser, ¿qué nos entren a tiros? De algo tiene que morirse uno.

Cuando salimos, para que no hablara con nadie que evocara lo que yo le decía, le dije que esperara a que todo el mundo saliera y después lo hacíamos nosotros. Cuando suene el cañonazo todo el mundo se manda a correr, pero tu no arranques el motor hasta que yo te avise. Cuado todo el mundo se fue, dígale: “Dale para casa de Dorticós ahora”. Efectivamente, así fue. Cuando llegamos allí, como yo sabía las condiciones, como era aquello, la rabirrubia que había peces preparé mis condiciones y de las nueve a las 11 de la noche cogí 72 rabirrubias.

Le había dicho al patrón: “mira, apaga el farol y llevarme hasta allí para que nadie nos vea”. Entonces fuimos para allí y cuando los guardias de tierra vieron que había unos pescando en esa zona comenzaron a tirar tiros al aire con ametralladoras y exclama él “¡Chávez, que nos matan!” “Pues arranca el motor ¡y vámonos!”, le respondí, “que estas gentes están confundidas, están confundidos y nos están tirando. ¡Arranca el motor y dale!” y salimos huyendo, pero yo ya tenía 72 rabirrubias en el bote.

Periodista: Chávez, ¿A qué edad comenzó usted a pescar?

Chávez : Desde muy niño.

Periodista: Fuera de competencia, ¿cuál es el pez más grande capturado por usted?

Chávez: El más grande, 25 libras. Debe de haber ocurrido por el año 1962 más o menos. Fue en la Competencia del Pargo en Varadero, me la pusieron como la pieza mayor. Aquel día cogimos 149 pargos, mi hermano y yo.

Periodista: Y en otras especies ¿cuáles son sus récords personales?

Chávez: Bueno, yo cogí un tiburón de mil 700 libras.

Periodista: ¿A cordel?

Chávez: A pita, pescado al curricán en una cachucha de seis tablas: dos por cada lado y dos en el fondo, no como ahora, que tenemos un bote. Un tiburón de mil 707 libras. Yo y un compañero mío, lógicamente eso fue por el 1954, por ahí.

Vicente Chávez Rodríguez (Cheche) había cumplido los 65 años de edad en junio de 1992, cuando le hicimos la entrevista. Su barquito se llama Miriam, lo hizo un carpintero amigo suyo. “Esta es mi vida”, dice, posando una mano ancha sobre las tablas del bote.

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